La depresión no es cosa de risa: ¡descubre 8 mitos sobre la enfermedad!

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Jennifer Sherman

¿Qué es la depresión?

La depresión es un trastorno muy grave, pero incluso hoy en día mucha gente sigue pensando en ella como una "chulería" o como una excusa para dejar de hacer sus tareas cotidianas.

Pero en realidad esta enfermedad debe tomarse en serio, sobre todo en los casos más crónicos en los que el paciente empieza a tener pensamientos suicidas y además acaba desarrollando conductas autodestructivas, llegando a requerir el ingreso en una clínica.

En los casos más leves, la depresión puede ser tratada por un psicoterapeuta, con el fin de discutir y comprender las razones de esos pensamientos y comportamientos tristes y desmotivadores. También se puede prescribir el uso de medicamentos controlados por un psiquiatra para reponer la infame serotonina, el neurotransmisor responsable del placer y la felicidad.

En este artículo hablaremos más sobre esta enfermedad que ha afectado a tantas personas, y que se ha convertido en uno de los grandes males del siglo XXI.

Posibles causas de la depresión

La depresión puede tener varias causas posibles, ya sean bioquímicas, genéticas, factores ambientales o el abuso de sustancias. En los siguientes temas profundizaremos en todas las causas que pueden desencadenar este trastorno.

Bioquímica

La depresión puede deberse a cambios bioquímicos en el cerebro del individuo, como la serotonina, el neurotransmisor que es responsable de la comunicación entre las células del sistema nervioso y que también provoca la sensación de buen humor y bienestar.

Una baja producción de serotonina puede provocar no sólo depresión, sino también ansiedad, alteraciones del sueño o del apetito, fatiga e incluso problemas crónicos como el trastorno de tiroides.

Los bajos niveles de serotonina en los organismos pueden ser causados por varias razones, una dieta deficiente en minerales como el zinc, el magnesio y vitaminas como la D y el complejo B, el estrés, un sueño desequilibrado, un mal funcionamiento intestinal e incluso la propia genética del paciente.

Genética

La genética del propio paciente es otro de los factores que pueden desencadenar la depresión, ya que rasgos como la baja autoestima, o un comportamiento muy rígido hacia uno mismo pueden ser heredados de los miembros de la familia. No sólo los rasgos, sino también el muy bajo valor de la serotonina en el cuerpo también puede ser heredado, y la falta de ella es uno de los desencadenantes de la depresión.

Factores medioambientales

El entorno en el que vive una persona también puede ser un factor que desencadene la depresión. Por supuesto, no todas las personas pueden sufrir una depresión debido a un determinado acontecimiento, como el fin de una relación, la muerte de un ser querido o el despido del trabajo de sus sueños.

En general, estos acontecimientos pueden desencadenar una depresión. En momentos como éste es necesario contar con el apoyo de amigos y familiares para que las posibilidades de desarrollar una depresión sean menores.

Factores que lo hacen posible

La soledad puede ser un factor potenciador de la depresión. Estar alejado de la familia y los amigos, o incluso romper los lazos con ellos, puede hacer que alguien se sienta solo y desamparado, y que aparezca la depresión. Con la pandemia del COVID-19, y el aislamiento social muchas personas acabaron desarrollando este trastorno debido al distanciamiento con personas de su círculo social.

La depresión también puede darse en personas que padecen enfermedades crónicas, como el cáncer, o enfermedades incurables. Los síntomas dolorosos de esta enfermedad y las pocas expectativas de futuro pueden hacer que el paciente se deprima.

Por último, otro factor que puede causar depresión es el período posparto en las mujeres embarazadas. Por mucho que sea un momento de gran alegría con el nacimiento de una nueva vida, algunas mujeres pueden verse afectadas por la depresión posparto debido a los cambios hormonales combinados con las nuevas responsabilidades y obligaciones como madre.

Abuso de sustancias

El abuso de sustancias como el alcohol y las drogas puede desencadenar una depresión, ya que muchas personas las utilizan como una especie de válvula de escape para sus problemas. Sin embargo, su uso excesivo puede acabar provocando una depresión, especialmente en los periodos de abstinencia tanto de las drogas como del alcohol.

El abuso del alcohol también puede conducir a problemas mucho peores, como el suicidio como consecuencia de la depresión.

Algunos mitos sobre la depresión

La depresión tiene varios mitos y falsos pensamientos sobre ella. Muchos piensan que la depresión es sólo "cool", que sólo las mujeres o los ricos pueden tenerla, o que este trastorno es sólo una excusa tonta. En los temas que siguen desmitificaremos todo sobre esta enfermedad y más.

La depresión se pasa sola con el tiempo

La depresión, al contrario de los periodos de tristeza que todos experimentamos, no se puede curar por sí sola, ya que se trata de una enfermedad muy grave que afecta a todo el reloj psicológico y biológico de la persona.

Provocando falta de apetito, sueño, ansiedad, pérdida de concentración, baja autoestima, falta de concentración y desánimo y falta de voluntad para realizar incluso actividades que consideraba placenteras.

Es una cosa de mujeres

En general, ambos sexos corren el riesgo de sufrir depresión, pero debido a los cambios hormonales relacionados con la menstruación o la menopausia en las mujeres, éstas son más propensas a desarrollar esta enfermedad.

Otro factor que también podemos destacar es la depresión posparto que puede producirse en las embarazadas tras el parto.

Es una enfermedad de "ricos"

Otra mentira inventada sobre la depresión es que puede afectar a cualquier clase social, ya sea alta o baja. Sin embargo, las personas que pertenecen a las clases C y D son más vulnerables a la depresión que las que pertenecen a las clases A y B.

Las posibles razones pueden ser las zonas de riesgo en las que viven, que provocan fatiga y cansancio físico que son consecuencia de la alteración de los niveles de cortisol en el organismo, la falta de acceso a un tratamiento adecuado para esta enfermedad y la situación de pobreza en la que viven, que les deja indefensos y sin esperanza de cambiar su situación.

Sólo los adultos tienen la enfermedad

Otro mito, porque la depresión no tiene edad. Los niños y adolescentes también pueden desarrollar la enfermedad, y factores como el acoso escolar, la violencia psicológica y otros traumas pueden provocar este trastorno. Hay veces que la depresión también puede aparecer a una edad tan temprana debido a la genética heredada de los miembros de la familia.

La depresión es sólo tristeza

Sentirse triste es algo muy natural para todos los seres humanos, sin embargo, si el periodo de tristeza va más allá de lo normal, es posible que algo esté mal en la persona, y que necesite ayuda.

La depresión siempre va acompañada de largos periodos de tristeza prolongada, pero estos no son sólo los síntomas, sino que suele ir acompañada de irritabilidad, apatía, cambios en el sueño y el hambre y pérdida de la libido.

La depresión siempre se trata con medicamentos

La depresión no sólo se trata con medicamentos, sino también con la ayuda de un psicoterapeuta y un cambio de hábitos. Los antidepresivos ayudarán mucho a combatir esta enfermedad, pero también es necesaria la buena voluntad del paciente para querer ser tratado y ayudado.

La depresión es una excusa

Muchas personas dicen o creen que la depresión es sólo una excusa para librarse de sus obligaciones cotidianas, pero en realidad esta enfermedad tiene entre sus diversos síntomas la apatía, y la falta de interés por realizar cualquier actividad cotidiana, incluso las que siempre han sido placenteras.

Cuando el paciente sienta que ya no le apetece realizar ninguna actividad durante largos periodos de tiempo, debe buscar la ayuda de un profesional lo antes posible para comenzar el tratamiento.

Todo lo que necesitas es fuerza de voluntad para superar la depresión

Aunque las frases motivadoras tengan la mejor de las intenciones, pueden acabar provocando un sentimiento de culpa en la persona, haciéndole tener pensamientos como "sólo estorbo" o "no debería estar aquí".

La fuerza de voluntad para salir de la depresión e iniciar el tratamiento y el cambio de hábitos es fundamental, sí. Sin embargo, hay que recordar que la cabeza de alguien que está deprimido funciona de forma diferente, por lo que intentar motivar a esa persona puede acabar provocando más lo contrario de lo deseado.

Motivadla para que se someta a un tratamiento, tome la medicación y haga un seguimiento con un psicólogo de forma correcta y progresiva, y en el futuro se librará de este trastorno.

¿Cómo prevenir la depresión?

La prevención para la depresión se puede hacer de muchas maneras, ya sea teniendo una buena alimentación, haciendo ejercicio, estando siempre relajado o haciendo actividades relajantes, o haciendo algo que te guste y te dé placer. A continuación hablaremos de diferentes prácticas para prevenir la depresión y tener una calidad de vida mucho mejor.

Si no se siente bien, busque ayuda

Si empiezas a sentirte mal o poco entusiasmado con cualquier actividad, incluso con las que te gustan, tristeza prolongada, insomnio, falta de apetito y otros síntomas de depresión, busca ayuda lo antes posible.

En estos casos, trate de no forzar a la persona a buscar ayuda, sino de hablar y dialogar para llegar a un acuerdo, y así ofrecerle ayuda para iniciar el tratamiento.

Buena nutrición

Una buena dieta también puede ayudar a prevenir la depresión. Comer mucha fruta, verdura, cereales integrales, productos lácteos y carnes bajas en grasa como el pescado y el aceite de oliva puede reducir el riesgo de padecer esta enfermedad, además de ser mucho más saludable.

Por otro lado, los alimentos ricos en grasa, como los infames fritos, deben dejarse fuera del menú debido al mayor riesgo de depresión.

Hacer ejercicios

El ejercicio físico ayuda a evitar el riesgo de depresión debido a la liberación de la hormona endorfina, responsable de la sensación de placer y felicidad, así como de otros varios neurotransmisores que tienen la misma función.

Además, los ejercicios también son responsables de desencadenar reacciones en el cerebro, que acaban formando más puntos de contacto entre las neuronas, aumentando la comunicación de las neuronas que procesan las emociones positivas y negativas, y, en consecuencia, "separando el trigo de la paja".

Aumentar el placer y el impulso por las actividades que despiertan interés y disminuir las emociones negativas como la tristeza y el desánimo.

Busque actividades placenteras

Realiza actividades que te den placer y te hagan feliz. Ya sea leer un libro, escuchar una canción que te guste, jugar a un juego que te divierta, salir con los amigos o el novio, etc. Hacer algo que te dé placer aumenta la producción de endorfina y te hace más feliz y alegre, eliminando los sentimientos negativos que pueden culminar en depresión.

Busca actividades relajantes como el yoga y la meditación

La práctica del yoga y la meditación regula los niveles de serotonina y dopamina, además de liberar endorfinas, lo que hace que la persona tenga una mejora drástica del estado de ánimo, estando más relajada y sintiéndose más feliz y de buen humor.

Al estar relajado, la persona tiende a tener un mejor sueño, evitando el insomnio. Sus ejercicios de respiración profunda ayudan a combatir el estrés y la ansiedad que son dos grandes bombas que culminan en depresión, además de ayudar al sistema inmunológico evitando infecciones.

El yoga y la meditación te ayudan a entrar en contacto con tu interior de forma más profunda, para que puedas controlar tus emociones y así establecer mayores pensamientos y emociones positivas. En otras palabras, los síntomas de la depresión como la apatía, el desánimo y la irritabilidad se cortan al instante.

Tipos de depresión

Existen varios tipos de depresión, como el trastorno depresivo persistente, la depresión posparto, la depresión psicótica, el trastorno afectivo estacional y el trastorno afectivo bipolar. A continuación hablaremos con más detalle de cada uno de estos trastornos, sus síntomas y métodos de tratamiento.

Trastorno depresivo persistente

El trastorno depresivo persistente, también conocido como distimia, puede ser similar e incluso confundirse con una forma de depresión más leve pero mucho más persistente y fuerte.

El paciente con este tipo de depresión suele estar siempre de mal humor, además de dormir mucho o poco, y tener siempre pensamientos negativos en su cabeza. Como siempre están pensando de forma negativa, casi nunca entienden que están pasando por un estado de ánimo depresivo.

Este tipo de trastorno puede manifestar un estado de ánimo melancólico durante aproximadamente dos años y, además, la persona puede presentar los siguientes síntomas: desánimo para hacer cualquier cosa, falta de concentración, tristeza, angustia, aislamiento, sentimiento de culpa y dificultad para hacer incluso las pequeñas cosas de la vida cotidiana.

Para el tratamiento del trastorno depresivo persistente es necesario el acompañamiento de un psiquiatra y un psicólogo, para que el paciente pueda trabajar sus pensamientos negativistas hacia algo más positivo y realista, desarrollando y mejorando gradualmente su inteligencia emocional.

Hay casos en los que el uso de medicamentos debe ser prescrito por el médico para mejorar el estado de ánimo y los síntomas de este tipo de depresión, pero el tratamiento debe seguirse al pie de la letra, ya que esta enfermedad puede volver a aparecer en el futuro si no se tienen los cuidados adecuados.

Depresión perinatal o posparto

La depresión perinatal, más conocida como depresión posparto, se produce en las mujeres embarazadas durante el periodo de gestación, o en el periodo posparto.

Los síntomas son similares a los de la depresión que conocemos, como el abatimiento, la tristeza, la falta de sueño o de apetito, la fatiga, la baja autoestima, la lentitud física y psicológica, el sentimiento de culpa, la baja concentración, la incapacidad para tomar decisiones y elegir y, en los casos más graves, los pensamientos o comportamientos suicidas.

Este tipo de depresión se da en el 11% de las mujeres embarazadas durante la gestación, mientras que en el trimestre de posparto esta cifra se eleva al 13%. Los factores de riesgo se dividen entre sociales, psicológicos y biológicos.

Los factores de riesgo sociales incluyen los traumas, las situaciones de estrés, la situación socioeconómica, la violencia doméstica y el propio matrimonio o la relación abusiva. Los factores de riesgo psicológicos incluyen la preexistencia de otros trastornos psicológicos en la mujer embarazada, como la depresión, el estrés, la ansiedad, el abuso de sustancias y el trastorno de estrés postraumático.

Por último, los factores biológicos incluyen la edad, las vulnerabilidades genéticas y hormonales, la existencia de enfermedades crónicas y las complicaciones del embarazo. Las mujeres que ya han tenido hijos y están embarazadas por segunda vez son más susceptibles de padecer este tipo de trastorno.

El tratamiento es psicosocial, psicológico y farmacológico. Se utilizan antidepresivos, terapia interpersonal y terapia cognitivo-conductual.

Depresión psicótica

La depresión psicótica para algunos puede parecer una enfermedad que lleva a la locura o a cometer crímenes, pero en realidad no es nada de eso. Este trastorno consiste en crisis depresivas junto con episodios de agitación, exaltación del ánimo y aumento de la energía.

Además de estos síntomas, este tipo de depresión puede ir acompañada de insomnio, dificultad para concentrarse, falta de interés, pérdida de peso y pensamientos suicidas. Las causas de esta enfermedad son inciertas, pero todo indica que puede ser hereditaria, como antecedentes familiares de trastornos mentales, o factores biológicos, como cambios hormonales.

El propio entorno también puede favorecer esta enfermedad, como las situaciones de estrés y los traumas. El tratamiento se realiza con la ayuda de medicamentos antidepresivos y antipsicóticos, así como con el acompañamiento de un psicólogo. En los casos más graves es necesario que el paciente sea ingresado en una clínica.

Trastorno afectivo estacional

El trastorno afectivo estacional, como su nombre indica, se produce principalmente durante el invierno y afecta sobre todo a las personas que viven en lugares donde el invierno dura mucho tiempo, y sus síntomas tienden a mejorar cuando cambia la estación y llega el verano.

Sus principales síntomas son la tristeza, la dificultad de concentración, el aumento del apetito, el exceso de sueño, la baja libido, la ansiedad, la irritabilidad y el cansancio.

Sus causas están relacionadas principalmente con la disminución de la serotonina y la melatonina, las hormonas vinculadas al placer y al sueño cuya cantidad disminuye cuando los días son más cortos y hay menos exposición al sol.

Sin luz solar hay menos concentración de vitamina D en el organismo, lo que provoca mayor somnolencia y cansancio. Además de estos factores, el ambiente cerrado y frío en el que la persona vive, trabaja o estudia puede ser un desencadenante de este tipo de trastorno.

El tratamiento puede llevarse a cabo con fototerapia mediante la aplicación de luz brillante artificial en la piel de la persona, psicoterapia para controlar su estado de ánimo y sus emociones y el uso de medicamentos como los antidepresivos y la propia vitamina D.

Trastorno afectivo bipolar

El trastorno afectivo bipolar es una enfermedad muy común que se presenta tanto en hombres como en mujeres entre los 20 y los 40 años de edad. Este trastorno se caracteriza por períodos de depresión con euforia, pero dependiendo del paciente puede pasar por períodos asintomáticos.

Las crisis pueden variar en intensidad de una persona a otra. Según la clasificación diagnóstica de los trastornos de salud mental, existen cuatro tipos de trastorno afectivo bipolar:

El Trastorno Bipolar tipo 1 cursa con periodos de manía que duran al menos siete días y se alternan con episodios de estado de ánimo depresivo que pueden durar desde semanas hasta meses. Como los síntomas son muy intensos pueden afectar a las relaciones y al rendimiento en los estudios o el trabajo. En los casos graves el paciente puede intentar suicidarse y entre otras complicaciones, requerir hospitalización.

El trastorno bipolar de tipo 2 consiste en episodios de depresión mezclados con hipomanía, lo que implica ataques leves de euforia, excitación y, a veces, agresividad. Este tipo de episodios no afecta a la conducta ni al entorno en el que vive el paciente.

Trastorno bipolar no especificado o mixto, cuyos síntomas sugieren un trastorno afectivo bipolar, pero no se manifiestan con la misma intensidad que los otros dos tipos mencionados anteriormente, siendo una incógnita.

Y, por último, el trastorno ciclotímico se trata de síntomas más leves en comparación con los otros tipos. Consiste en un estado de ánimo ligeramente deprimido con episodios hipomaníacos. Como estos síntomas son muy leves, suelen entenderse como la propia personalidad inestable de la persona.

Sus causas son aún inciertas, pero los factores genéticos pueden ser cruciales para el desarrollo de esta enfermedad en personas expuestas a eventos estresantes o traumas. El tratamiento se realiza mediante psicoterapia para prevenir las crisis y equilibrar el estado de ánimo del paciente, junto con el uso de medicamentos como estabilizadores del estado de ánimo y anticonvulsivos.

Tratamiento de la depresión

El tratamiento para la depresión puede realizarse con la ayuda de un psicólogo o psiquiatra y también con el uso de medicamentos prescritos, así como un cambio de rutina con ejercicio y una dieta equilibrada. A continuación, entraremos en más detalle sobre estos siguientes tratamientos y cómo deben llevarse a cabo.

Psicoterapia

La psicoterapia es esencial en todos los casos de depresión, ya sea leve o grave. La terapia cognitivo-conductual (TCC) se realiza con el objetivo de profundizar en la mente del paciente y entender el motivo de su comportamiento depresivo y comprender y descubrir las raíces de este problema, y una forma de poder acabar con ellas de una vez por todas.

En los pacientes con una depresión más aguda, el tratamiento con psicoterapia sola puede ser eficaz contra el problema.

Psiquiatría

El psiquiatra medicará al paciente con fármacos antidepresivos en situaciones en las que la depresión sea de moderada a grave. Estos fármacos tienen como objetivo sustituir neurotransmisores como la serotonina y la noradrenalina, responsables de las sensaciones de placer y bienestar.

Cambio de rutina con el ejercicio y la dieta

El paciente también debe someterse a una nueva rutina de ejercicio físico, así como a otras actividades que le hagan estar más relajado, además de estimular el bienestar y el placer, como la meditación y la relajación. También hay que tener en cuenta una dieta equilibrada.

Se recomienda una dieta rica en alimentos con omega 3, como los pescados de agua salada como las sardinas y el salmón, semillas como la chía y la linaza, alimentos ricos en vitamina D y B como el pollo, los huevos, los productos lácteos, los frutos secos y las judías.

Y, por último, consumir zumos de frutas como la uva, la manzana y la fruta de la pasión, que ayudan a hacer frente al cansancio mental y físico del paciente.

Consejos para tratar a alguien con depresión

En primer lugar, compruebe si la persona está realmente atravesando una crisis de depresión o sólo se encuentra en un período melancólico de la vida. Si los síntomas de esta persona se vuelven duraderos, intente hablar con ella y ver qué le ocurre, qué piensa y siente realmente.

Intenta también investigar sobre la enfermedad y tratar de entender mejor lo que pasa por la mente de un depresivo. Intenta convencerla de que empiece un tratamiento, pero sin forzarla ni amenazarla.

Dígale que debe recibir tratamiento y acudir a un especialista, que debe estar atenta a los síntomas que presenta y, si es posible, acompáñela a sus citas con el médico. Anímela a buscar ayuda y a mejorar, y apóyela siempre, sin dejarla desamparada.

Como experta en el campo de los sueños, la espiritualidad y el esoterismo, me dedico a ayudar a otras personas a encontrar el significado de sus sueños. Los sueños son una herramienta poderosa para comprender nuestra mente subconsciente y pueden ofrecer información valiosa sobre nuestra vida diaria. Mi propio viaje al mundo de los sueños y la espiritualidad comenzó hace más de 20 años, y desde entonces he estudiado mucho en estas áreas. Me apasiona compartir mi conocimiento con otros y ayudarlos a conectarse con su ser espiritual.