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¿Qué es la ansiedad y la depresión?
La ansiedad suele ser una emoción única, que dispara una alarma en el cerebro, provocando un estado de alerta. A grandes rasgos, es como un aviso de que algo no va bien, es necesario para nuestra seguridad. Sin embargo, cuando sufrimos la patología de la ansiedad, ésta se descontrola, provocando siempre esa sensación de alerta, provocando, principalmente, angustia.
La depresión, por su parte, es una patología psicológica que provoca sentimientos de vacío y tristeza, así como una gran falta de interés por realizar tareas sencillas como levantarse a menudo de la cama o bañarse.
Ambas enfermedades son tratables y el diagnóstico debe hacerse con un profesional, ya que sus síntomas mezclan varios elementos que pueden confundir. Además, es necesaria una gran sensibilidad para tocar el tema y una gran empatía para entender lo que estas personas pasan a diario.
Significado de la ansiedad
Cuando hablamos de ansiedad, estamos hablando de una grave alteración en la calidad de vida de quienes padecen esta enfermedad.
Es como vivir con una bomba de relojería a punto de explotar, pero nunca lo hace. ¡Comprueba ahora un poco más sobre este trastorno que afecta a la vida de gran parte de la población brasileña!
A quién puede afectar la ansiedad
La ansiedad es una enfermedad sin rostro que puede afectar a cualquier género, raza y edad, incluso estar presente en algunos niños. Sin embargo, hay cortes ya que, según un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ansiedad está más presente en la vida de las mujeres, pero no es una restricción de género.
Los síntomas característicos son muy diversos, y pueden ser dificultad para respirar, taquicardia, mareos e incluso desmayos en los casos más graves. Como esta respuesta es diferente en los distintos organismos, es necesario estudiar cada caso en detalle para un diagnóstico preciso.
Causas de la ansiedad
No existe una causa única para la ansiedad y puede ser desencadenada por varios factores, incluidos los biológicos. Algunas personas nacen predispuestas a este tipo de patología, otras pueden desarrollarla debido a cuestiones hormonales, conflictos profesionales, vida académica o incluso contratiempos familiares.
Es válido decir que hay que una persona sólo puede pasar por un período de ansiedad sin desarrollar la forma crónica de la enfermedad. Una persona que está pasando por un divorcio, por ejemplo, puede volverse muy ansiosa en el proceso. Así como alguien que está descubriendo su sexualidad, puede desarrollar ansiedad en este momento de descubrimiento e incertidumbre.
Ansiedad, miedo y estrés
Hay mucha confusión cuando se habla de ansiedad, miedo y estrés, ya que, por los síntomas, pueden ser todos muy parecidos. La ansiedad es un estado de atención del cuerpo, incluso cuando está relajado. La persona está viviendo, normalmente, sin que ocurra nada extraordinario, y luego, de repente, entra en desesperación.
El miedo es un mecanismo corporal normal que ataca cuando nos sentimos en peligro, por lo que esa sensación de agonía y desesperación en una entrevista de trabajo, por ejemplo, es perfectamente normal, ya que estás sometido a lo desconocido y tu cuerpo está programado para protegerte de lo desconocido.
Y por último, está el estrés, que puede tener síntomas similares simplemente porque tu cuerpo está en un estado de agotamiento. Normalmente, esta sensación es más bien una opresión en el pecho y un poco de incertidumbre sobre lo que te está dejando en este estado. Es importante saber diferenciarlos.
Tipos de ansiedad
No existe una única forma de ansiedad, sino que puede agravarse por varios factores. Normalmente, este tipo de patología evoluciona y se agrava con el paso del tiempo, sobre todo si no es bien atendida. En primer lugar, es importante dejar claro que la ansiedad es algo que siente el cuerpo, sólo cuando se expone a riesgos inminentes. Sólo en esta situación es normal.
Cuando se agrava, puede pasar por varias otras patologías, que son como "brazos" dentro de la enfermedad. La persona puede, por ejemplo, sufrir un mutismo selectivo, que consiste en silenciarse ante un nicho de personas. Los ataques de pánico, que son brotes de intensa desesperación, pueden durar semanas.
La idea del tratamiento es evitar que evolucione a estos casos y también que se cronifique, porque, en este caso, todo se vuelve mucho más difícil de controlar.
Síntomas de ansiedad
Los síntomas de la ansiedad pueden variar mucho, sin embargo, hay algunos que siempre son similares entre los pacientes. Es válido decir que hay síntomas físicos y psicológicos, lo que muchas veces hace que los pacientes busquen médicos de otras especialidades hasta buscar psicólogos y psiquiatras.
Los síntomas más comunes son: dificultad para respirar, hipertensión arterial, taquicardia, sudoración, sequedad de boca, náuseas, vómitos, diarrea, mareos, contracción gástrica, conocida como "nudo en el estómago". Hay quienes desarrollan temblores, aumento o disminución drástica de peso, irritabilidad, bloqueo cognitivo, fobia social, tensiones musculares e incluso descontrol hormonal, como el retraso menstrual.
Cuando surge la ansiedad
No hay un momento exacto en el que pueda aparecer la ansiedad. Muchas veces surge de la nada, dejando todo el cuerpo en alerta. Otras veces necesita un pequeño desencadenante, pero exagerando la sensación del momento, convirtiendo cualquier vaso de agua en una gran tormenta.
Los episodios pueden ser rápidos, durando una media de 15 minutos, o muy largos, durando horas o incluso días enteros. Incluso hay momentos más propicios para que se produzcan los episodios, como cuando nos vamos a la cama. Pensar en el día vivido puede ser un gran factor de crisis ansiosa.
Consecuencias de la ansiedad
Uno de los peores sentimientos que provoca la ansiedad es la falta de seguridad en los pensamientos y la falta de confianza en el control que tenemos sobre la vida. Esto, en varios momentos, puede hacer que cambiemos el rumbo de toda nuestra vida, empezando a hacer cosas que, estando sanos, no haríamos.
Una persona ansiosa puede, por ejemplo, desarrollar una fobia a algo importante, como vivir en sociedad, volverse más antisocial y temerosa. Desarrollar adicciones, como el alcoholismo e incluso el abuso de drogas; comportamientos obsesivos, problemas familiares e incluso depresión.
Diagnóstico de la ansiedad
Las pruebas para descubrir si alguien tiene ansiedades se hacen en forma de conversación, de análisis. Normalmente, el médico opta por recordar situaciones en las que el paciente se ha sentido ansioso y, de esta forma, empezar a entender lo que siente y lo que esto provoca en él.
No siempre el profesional llega a un diagnóstico certero en el primer contacto, necesitando algunas sesiones o consultas para que entienda cómo atenderte mejor, y así trazar juntos ese camino que debes seguir y comenzar el tratamiento.
Tratamiento de la ansiedad
El tratamiento de la ansiedad puede iniciarse de diferentes maneras, ya que el estadio de la patología es el factor decisivo para pensar en el tratamiento. Muchas veces, la persona puede controlar la ansiedad con actividades físicas y cambios en la alimentación. En otros casos, alejarse de algunas situaciones puede ser la solución.
Hay médicos que indican tratamientos alternativos, fitoterápicos, orales o incluso recreativos, como las terapias ocupacionales o psicológicas. Y por último, hay medicamentos que ayudan a controlar la enfermedad, conocidos como ansiolíticos.
Significado de la depresión
La depresión es, en general, un sentimiento de profunda tristeza y un vacío permanente que aqueja a algunas personas a lo largo de su vida, siendo una patología muy difícil de curar. La persona, normalmente, presenta una gran falta de interés por actividades que antes le resultaban placenteras. Comprueba ahora los principales síntomas de la depresión y cómo diagnosticarlos cuanto antes!
A quién puede afectar la depresión
La depresión puede afectar a cualquier persona, en cualquier etapa de la vida, y existe, por ejemplo, la depresión infantil, aunque los síntomas sean un poco diferentes de la patología que afecta a los adultos. Las mujeres, según datos de la Organización Mundial de la Salud, son las más afectadas en todo el mundo.
Hay momentos en los que las personas pueden ser más vulnerables a la aparición de la enfermedad, como en las crisis económicas, la pérdida de seres queridos, los malos tratos o los escenarios de caos social, como una epidemia o una pandemia, por ejemplo. Al principio, suele confundirse con la tristeza, pero el cuadro es más grave.
Causas de la depresión
Al ser una patología biopsicosocial, la depresión puede iniciarse por factores externos y por factores hormonales, que son factores internos. Las cuestiones genéticas también pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de la enfermedad, ya que varias enfermedades psicológicas son hereditarias.
Así, la depresión puede desarrollarse debido a estímulos negativos, como la muerte de alguien o algo muy fuerte y brusco, así como puede desarrollarse debido a un nivel hormonal muy bajo. En los casos genéticos, una familia con antecedentes de la enfermedad puede ser la causa, y también puede ser un déficit biológico.
Depresión y tristeza
La tristeza y la depresión se confunden a menudo en la mente de las personas, principalmente porque cuando alguien está triste, suelen decir "ah, está deprimido". Sin embargo, estos dos estados no son lo mismo. La tristeza es un estado natural que todo cuerpo ha sido programado para sentir, la depresión no.
Cuando hablamos de depresión, estamos hablando, además de una tristeza, de una apatía por casi todo. Por lo tanto, no está exactamente triste, sino que se siente vacía y sin esperanza. Esto, por supuesto, en su grado más avanzado.
Tipos de depresión
Existe un libro donde se catalogan las enfermedades y trastornos mentales llamado "Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V)" y según el mismo, existen al menos 8 tipos de depresión, que son:
El trastorno depresivo mayor, que sería éste en su estado primordial; el trastorno disfórico premenstrual, que es ese periodo conocido como SPM y sus cambios de humor y, en algunos casos, apatía. El trastorno depresivo inducido por sustancias, que es cuando la persona se deprime por el consumo de alguna droga, legal o no.
Trastorno disruptivo de la regulación del estado de ánimo, que en algunos casos se configura como trastorno bipolar; trastorno depresivo persistente, que es la depresión en su estado crónico; trastorno depresivo debido a otra condición médica; trastorno depresivo con otra especificación y trastorno depresivo no especificado.
Síntomas de la depresión
Al igual que la ansiedad, la depresión puede tener una gama muy amplia de síntomas, y es muy relativa de una persona a otra. Pero, normalmente, la persona presenta insomnio, una sensación de vacío o infelicidad constante, que puede ir acompañada de angustia y también de ataques de ansiedad.
El individuo puede presentar cambios bruscos de humor, cambios en la dieta, comer mucho o casi nada. Dificultad para concentrarse o sentir placer, incluso sexual, ya que provoca una disminución considerable de la libido. También se puede notar dificultad para estar en espacios sociales.
Consecuencias de la depresión
Como la depresión es una enfermedad que afecta principalmente a la cabeza, las consecuencias pueden ser varias, entre ellas el aumento del desarrollo de otras enfermedades, ya que hay un bajo nivel inmunológico durante el periodo depresivo. Los pacientes también se quejan de dolor en la cabeza, en el estómago e incluso en las articulaciones.
La falta de deseo sexual también es una de las principales consecuencias, siendo una gran interferencia en la vida de cada uno. El abuso de sustancias también puede ser más común, como el alcohol, las drogas ilícitas e incluso la adicción a algunos medicamentos, principalmente los tranquilizantes. Los problemas familiares también pueden ser una consecuencia, ya que las familias siempre son sacudidas por esta enfermedad.
Diagnóstico de la depresión
El diagnóstico puede tener varias fases, ya que puede ser una sospecha dentro de un tratamiento psicológico, pero la confirmación sólo llega después de una evaluación psiquiátrica. Normalmente, se descubre a través de una técnica llamada anamnesis, que consiste básicamente en que el paciente cuente periodos de su vida y, en conjunto, encontrar el origen de la enfermedad y lo que la desencadenó.
Este descubrimiento también puede hacerse a través del descubrimiento de otra enfermedad. Muchas veces, la persona cree que está ansiosa y, al investigar la causa de su ansiedad, descubre que tiene una depresión y que, en realidad, la ansiedad era sólo un síntoma de la depresión. La depresión es algo serio y debe ser diagnosticada con médicos, no con recetas de amigos o pruebas de internet.
Tratamiento de la depresión
Un tratamiento adecuado para la depresión puede constar de varias etapas, realizándose de forma única para cada paciente, ya que este trastorno, suele acentuarse en algunos nichos de la vida, lo que hace que el tratamiento se realice como un "reparador de daños".
Normalmente, los pacientes con depresión se someten a sesiones de terapia y también a medicación. En algunos casos, el paciente toma medicamentos para la depresión y la ansiedad. Junto con este tratamiento oral, el paciente recibe un seguimiento psicológico y también otro tratamiento ocupacional, como la hortoterapia, por ejemplo.
La relación entre la ansiedad y la depresión
La depresión no se confunde con la ansiedad, pero la ansiedad se confunde regularmente con la depresión, más aún que, en algunos casos, puede ser un síntoma depresivo. Es importante estar atento a las señales para no cometer este error y, por supuesto, buscar siempre ayuda profesional. Comprueba las principales diferencias y cómo saber identificarlas en tu rutina o en la de tus amigos y familiares!
Diferencia entre ansiedad y depresión
De manera intrínseca, estos dos trastornos psíquicos están relacionados en cierta medida, ya que hablan directamente de la falta de control que un individuo puede sentir sobre sí mismo. Sin embargo, hay una diferenciación muy importante que debe hacerse para no confundir las patologías: el análisis de la empatía.
Una persona ansiosa, o que experimenta un brote ansioso, tiene muchas sensaciones. Siente miedo, angustia, irritabilidad y algunos síntomas físicos, como falta de aire y sudoración. Sin embargo, cuando esta misma persona está en una crisis depresiva, no siente nada, sólo una gran falta de interés y el deseo de desaparecer. La persona ansiosa está inquieta, mientras que la depresiva está demasiado tranquila.
La ansiedad se convierte en depresión
Hay una serie de factores que pueden convertir la ansiedad en depresión, pero quizás el más común sea el estrés. El estrés suele ser una desviación completa del centro de paz que todos tenemos. Normalmente, alguien estresado es alguien inquieto incluso durante el tiempo de ocio. Tiene muchas responsabilidades y esas responsabilidades le preocupan.
Esta preocupación por el futuro, por todas las cosas que él y sólo él puede hacer, es el comienzo de la ansiedad, que se hace cada vez más frecuente e intensa. La persona empieza a perder calidad de vida, a tener un mal sueño y una mala alimentación por ello, y esta situación va empeorando hasta que empieza a sentirse sin propósito y desmotivada.
La desmotivación y el cansancio provocan un descenso de varias hormonas, lo que puede ser el comienzo del tortuoso valle de la depresión. La persona empieza a sentirse insuficiente, ausente, triste y sin energía para hacer incluso las cosas que antes disfrutaba.
Sufrir de depresión y ansiedad
Una persona puede sufrir depresión y ansiedad. Desgraciadamente, este es un diagnóstico común en Brasil. La persona que sufre estos dos diagnósticos pasa por picos de crisis de ansiedad dentro de la depresión, que son más agravados, manifestándose más como crisis de pánico, por ejemplo.
Es importante decir que la persona deprimida no necesariamente pasa todos los días sintiéndose apática y sin vida tumbada en la cama, sino que éste es un "lugar" al que siempre vuelve. Se siente insuficiente y rechazada, se vuelve ansiosa e inquieta, pensando que es una carga en la vida de las personas que la rodean. Así conviven las enfermedades y son brutalmente dañinas.
Cómo afrontar la ansiedad y la depresión
Para tratar la depresión y la ansiedad, es importante entender que tienen grados, causas y fases, no siendo siempre lineales o "visibles". Además, todo tratamiento debe pasar por un tamiz profesional.
¡Comprueba ahora algunas de las ayudas que puedes tener en el tratamiento de estas patologías tan presentes en nuestras vidas!
Ayuda profesional
En primer lugar, si te identificas con alguno de los síntomas enumerados, o conoces a alguien que lo haga, busca ayuda profesional cualificada. Más aún en este primer momento, es fundamental buscar personas serias y competentes, porque un mal comienzo puede ser muy difícil de superar.
La depresión y la ansiedad son trastornos serios que deben ser tratados por personas capaces de afrontarlos. Necesitas sentirte, sobre todo, acogido y atendido, no juzgado. No dudes en cambiar de médico si este es tu caso.
Contacto con las personas
Cuando somos frágiles, es natural que busquemos a las personas en las que confiamos y que nos cuidan bien. Por eso, si te sientes mal, busca la ayuda de quienes te quieren. Una buena conversación no es un tratamiento, pero es un punto de apoyo muy importante.
La gente sigue teniendo muchos prejuicios sobre las enfermedades mentales y ser juzgado es lo último que necesita alguien en ese estado. Habla con ese mejor amigo, esa madre comprensiva, ese hermano cariñoso. No pasa nada por no estar bien, al menos por ahora. Esa fuerza ayudará mucho.
Dormir bien por la noche
El sueño es reparador en todos los sentidos. Una buena noche de sueño es fundamental para la cura de cualquier enfermedad. Esto se debe a que el cerebro en estado de reposo utiliza la "pausa" para regenerar las células, ayudando al cuerpo en su conjunto, desde las uñas, el cabello, la piel, hasta nuestra memoria, felicidad y disposición.
Pero no es tan fácil como parece, ¿verdad? Dormir puede ser un terror para los depresivos y ansiosos, ya que el cerebro parece no desconectarse. Por eso sería interesante realizar actividades que cansen el cerebro durante el día. Invierte en actividades físicas y cognitivas, ya que, además de distraer, ayudarán a que tu sueño sea más profundo.
Práctica de la meditación
La meditación puede ser una alternativa para quienes sufren de depresión y ansiedad, ya que ayuda a promover la paz interior y la conexión con nosotros mismos, algo que se corrompe un poco cuando se sufre una patología mental. Ayuda al equilibrio y al autocontrol, promoviendo espacios seguros.
También hay beneficios respiratorios, porque las técnicas de respiración utilizadas en la meditación son las mismas que se utilizan para calmar a las personas en una crisis de ansiedad. Todas las técnicas de respiración son bienvenidas en momentos de crisis, y la meditación aporta varias.
Actividad física
La actividad física puede ser una de las formas más sencillas de cambiar con la depresión y la ansiedad, ya que ayuda a la producción de hormonas, al flujo sanguíneo y al buen funcionamiento del cuerpo. Y no es necesario que sea demasiado exagerado para que sirva de algo, ya que basta con una pequeña carrera.
Empieza poco a poco, corre en círculos por el salón de tu casa durante 20 minutos. Pon tu música favorita y baila y canta con ella. Sube y baja las escaleras de casa. Son pequeños hábitos que marcarán la diferencia en tu estado de ánimo, en tu humor y en tu salud. Auméntalos poco a poco hasta que veas los resultados.
Crear una rutina
La creación de una rutina puede ser el primer paso para una gran mejora del estado. Esto se debe a que una persona ansiosa o depresiva no se maneja muy bien con las sorpresas y las casualidades, y una rutina evita exactamente eso. Su día está planificado, sin grandes sorpresas y haciendo una especie de disciplina motivadora.
Cuando pienses en tu rutina, evita las cosas exageradas porque pueden hacerte sentir frustrado. Planifica cosas sencillas para tu día y pon hasta lo más pequeño en la rutina, como la ducha, el almuerzo, el café y sobre todo planifica los descansos. El descanso también es importante para tu día, la idea es no exigirte demasiado.
Tiempo para ti
Disponer de un tiempo para reorganizar nuestros pensamientos es fundamental en este proceso, sobre todo porque el distanciamiento con nosotros mismos es una de las causas de la depresión y este tiempo puede reavivar esto, siendo uno de los pilares del inicio de la evolución de la condición. Pero no es cualquier tiempo, es un tiempo de calidad.
Empieza a pensar en cosas que te sientas bien haciendo a solas. ¿Te gusta ver películas en el cine? ¿Has pensado en ir solo? Te puede hacer bien. ¿Te gusta mirar las nubes y pensar en la vida? Si te hace sentir cómodo, hazlo. Lo importante es no exigirse demasiado y sentirse bien.
Autoconocimiento
El autoconocimiento es nuestra mayor arma contra la mayoría de los males de la mente. Conociéndonos a nosotros mismos, conocemos nuestros límites, nuestras inseguridades, nuestros dolores y nuestras fortalezas, lo cual es fundamental en la lucha contra la depresión y la ansiedad. Conociéndote a ti, sabes cómo te afectan.
Promueve espacios de autoconocimiento, pon a prueba tus gustos más profundos. Prueba cosas nuevas y comprueba si no te identificas con ellas. Vuelve a visitar las cosas y los espacios que te hacen sentir cómodo. ¿Recuerdas ese plato que no te gustó la primera vez que lo comiste? Quizá volver a probarlo sea una buena idea. Conócete a ti mismo.
Respiración profunda
Lo primero que te quita un ataque de ansiedad es la respiración. Tu respiración se vuelve pesada, sin aliento y desincronizada. En ese momento, tus pensamientos son siempre los peores y tu polo central de equilibrio, la respiración, está tan desincronizada como tú. En ese eterno instante, ni siquiera tienes el control de ella, de tu respiración.
Por eso, las técnicas de respiración son muy importantes para las personas ansiosas. Cuando recuperan el control de su respiración, parece que las cosas vuelven a tener sentido. Hay varios vídeos de técnicas que pueden ayudarte a calmarte y a volver a respirar con fluidez.
Autocuidado
Siendo una de las herramientas más importantes en este momento, el autocuidado es el mayor pilar de tu relación contigo mismo. Es donde entenderás la importancia de la paciencia contigo, del cariño contigo, de la atención contigo, ¡y todo esto viniendo de ti! Abrázate en este momento.
No es fácil aprender a quererse a sí mismo, lleva tiempo y esfuerzo. Pero respetarse a sí mismo es el primer gran paso para que eso ocurra. Y puedes hacerlo ahora. Cuida tu mente, elimina lo que te hace mal, respeta tu tiempo y tu proceso. Y sé agradecido contigo mismo.
¿Son curables la ansiedad y la depresión?
La depresión y la ansiedad son curables, siempre que se traten correctamente. Como son enfermedades psíquicas, pueden reaparecer, es decir, los cuidados deben continuar tras el diagnóstico de curación, por lo que adoptar un estilo de vida saludable es primordial para que se estabilicen por completo.
Además, es fundamental seguir cuidando tu mente y preservarte de situaciones que te dejen al límite, ya sean trabajos o incluso personas. El tiempo para ti debe ser rutinario, los cuidados que debes tener para ti también lo deben ser. Muchas veces, los medicamentos se suspenden después de la cura, pero los buenos hábitos nunca deben serlo.