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¿Qué es la psicología infantil?
La psicología infantil es una rama del campo psíquico que se ocupa exclusivamente de los niños. En esta primera etapa de la vida, el cerebro se modifica más que en cualquier otra fase de la vida y este cambio constante es analizado en esta área de la psicología, de modo que estos procesos pueden ser catalogados e incluso comprendidos más ampliamente.
Algunos de sus fundamentos más básicos pueden ser aplicados por los propios padres en conjunto con un psicólogo. Sin embargo, cuando hablamos de algún tipo de retraso en el desarrollo, es estrictamente necesario que este niño sea monitoreado de cerca por un profesional para entender exactamente lo que está sucediendo. Aprende todo sobre la psicología infantil, en este artículo.
Significado de la psicología infantil
Como se trata de niños y ellos suelen pensar entre la realidad y la fantasía, ya que utilizan su imaginación gran parte del tiempo, el análisis debe hacerse de una manera diferente, para que toda la simbología infantil pueda significar algo. Comprueba ahora cómo funciona este campo del psicoanálisis y para qué niños está recomendado!
Definición de psicología infantil
En general, la psicología infantil ayuda a los niños a manejar y comprender sus propias emociones. Como estamos hablando de alguien que se está desarrollando, es normal que no sepa lo que siente o por qué actúa de tal manera. Muchas cosas pueden ser parte normal del desarrollo, pero otras son simplemente atípicas.
Con las herramientas adecuadas, el psicólogo infantil anima al niño a exteriorizar, de la forma que él sabe, sus sentimientos y así elaborar un plan de acción. Esta exteriorización suele hacerse de forma lúdica, con dibujos, collages e incluso en pequeñas representaciones teatrales. Esta es la forma más fácil de acceder al subconsciente de los más pequeños.
Cómo funciona la psicología infantil
Haciendo que el niño hable, cante, interprete o dibuje lo que siente, el psicólogo irá esbozando poco a poco un diagnóstico y, dependiendo de cuál sea, un tratamiento específico. El niño, en la mayoría de los casos, se queda solo con el profesional en la habitación.
La idea es que el niño se sienta seguro y, desgraciadamente, en muchos casos, los propios adultos son los causantes de las inseguridades del niño. Cuando el psicólogo consigue obtener alguna información sustancial, intenta hablar de ello, tirando del niño a la realidad. Este profesional está capacitado para entender las señales que el niño puede exteriorizar.
Cómo trabaja el psicólogo infantil
A diferencia de un psicólogo de adultos, que se reserva el hecho de no ser amigo de su paciente, sólo alguien que puede ayudar; los psicólogos infantiles adoptan la postura totalmente opuesta, tratando de estar lo más cerca posible de ese niño, animándole a hacer lo que le gusta para que hable más abiertamente.
La postura que adopta este profesional es la de confidente y normalmente es elegida por el niño. Por supuesto, se evitan los vínculos más fuertes, pero para que el niño hable es necesario que esté en un entorno que considere divertido y al que le guste ir. La idea es no actuar nunca de forma forzada con los pequeños.
Rendimiento de la terapia cognitivo-conductual
Una técnica muy utilizada por los psicólogos infantiles es la terapia cognitivo-conductual, que consiste en crear escenarios y sentimientos, para que el niño se exprese de la forma que más le gusta: fantaseando y jugando, incluso cuando habla de hábitos y actitudes reales.
La técnica con los adultos se realiza señalando conductas que se repiten y que son perjudiciales. El psicólogo promueve la vigilancia de estos hábitos, haciendo que cambien poco a poco. Sin embargo, con los niños, con estas situaciones ficticias, estimulará al niño para que hable de su comportamiento y de lo interesante que sería hacerlo un poco diferente. O incluso, buscarán juntos una solución.
Beneficios de la psicología infantil
Los beneficios de este tipo de tratamiento son muchos, ya que ayuda a la comprensión de ese niño como ser pensante, además de resolver buena parte de los problemas creados en la infancia. La psicología infantil puede ser muy importante en algunos seguimientos, como en los casos de adopción o de pérdida de un ser querido.
¡Comprueba ahora los principales beneficios de la terapia infantil y cómo pueden ayudar en la vida adulta del niño!
Aliviar el sufrimiento de los niños
Muchas veces, el niño empieza a recibir tratamiento psicológico porque ha tenido algún cambio repentino de temperamento o una ruptura en el desarrollo. La familia puede conocer la causa, como un duelo, un cambio en la estructura familiar o incluso un abuso, pero en muchos casos los padres no tienen ni idea de lo que ha pasado.
En este caso, la terapia entra en juego para ayudar al niño a lidiar con este momento traumático y sacarlo de este espacio de agonía, ya que el niño responde de forma diferente a cada situación. Esta característica forma parte del desarrollo del cerebro. La terapia, para los padres, puede ser la luz al final del túnel.
Causas del comportamiento atípico
Algunos niños tienden, según su desarrollo, a adquirir hábitos y manías atípicas, que no formaban parte de las cosas que solían hacer y, en general, tienden a ser perjudiciales con el paso del tiempo. Algunos tics, crisis de agresividad e incluso el hábito de hacerse daño.
En estos casos, el psicólogo trata de dibujar un panorama más amplio en torno al niño, ya que las causas pueden ser de lo más variadas, como el acoso escolar o el rechazo que siente por la llegada de un nuevo miembro de la familia, por ejemplo. A menudo es una tarea ardua llegar a la causa, ya que puede ser la combinación de varios elementos.
Apoyo al aprendizaje de los niños
En cada país el nivel de desarrollo del niño está preconcebido. En Brasil, por ejemplo, se espera que un niño comience el proceso de alfabetización a los 6 años. Sin embargo, cada niño tiene un "funcionamiento" único y esta noción de la edad adecuada para aprender estas cosas es un poco complicada.
Y para corregir este déficit, los psicólogos infantiles trabajan para ayudar a los niños que no pueden mantener un rendimiento medio. A menudo, es sólo cuestión de tiempo. Sin embargo, hay casos en los que es necesario un estrecho seguimiento, ya que el déficit está causado por algo mayor.
Refuerzo para los profesionales que trabajan con niños
También utilizado como refuerzo en el aprendizaje, existe un campo específico dentro de la psicología infantil, denominado psicopedagogía, destinado exclusivamente a atender las demandas pedagógicas en la educación de los niños. Un psicopedagogo puede ser, a menudo, un profesor en escuelas o aulas especiales.
Estas aulas están presentes en la mayoría de los colegios y ayudan en el desarrollo de los alumnos que tienen alguna dificultad o retraso en el aprendizaje. Las técnicas utilizadas para la enseñanza son más lúdicas y creadas individualmente para cada alumno, adaptándose así al nivel educativo de cada niño, siempre, por supuesto, respetando sus tiempos individuales.
Desarrollar estrategias de afrontamiento
Comprender y manejar los propios sentimientos, especialmente durante este periodo de desarrollo, puede ser un gran reto para los niños. muchos de los comportamientos atípicos que se desarrollan en la primera infancia pueden y están directamente relacionados con el hecho de no saber lidiar con uno mismo.
Para los niños es muy complicado tratar las emociones porque aún no conocen sus nombres y es muy abstracto explicar un sentimiento a alguien. ¿Cómo explicar la ira a alguien que nunca la ha sentido? Este es un reto considerable al que se enfrentan los psicólogos infantiles.
Orientación para los padres
Se equivocan quienes piensan que este proceso sólo lo transmiten los hijos, ya que los padres también deben ser orientados sobre cómo afrontar y continuar la evolución de la condición del niño, ya que muchas conductas exteriorizadas por el niño sólo son el reflejo de una crianza disfuncional, por lo que la solución es otra.
Además, los padres deben colaborar estrechamente con los psicólogos infantiles para continuar en casa las técnicas utilizadas con el niño y, por supuesto, observar la evolución del tratamiento. Los padres y tutores, en general, son una parte indispensable del tratamiento y del futuro alta médica.
Recursos para el niño y sus familiares
En el tratamiento, el psicólogo infantil inserta una serie de elementos en la vida cotidiana del niño que, hasta ese momento, desconocía. De este modo, la familia y todo el entorno del niño deben acostumbrarse a nuevas actividades, que pueden ser muy útiles para ser realizadas con la familia.
Cada proceso se documenta y se transmite al tutor responsable, así como cada elemento. Por ejemplo, si un juego ayuda a la memorización del niño, se avisa a los padres de su utilidad y de cómo debe jugarse, se les proporciona uno y se sigue el proceso en casa. Una especie de deberes.
En los casos más graves, como los malos tratos, por ejemplo, se orienta a la familia sobre cómo debe proceder, por ejemplo, para hablar del tema con el niño.
Señales que apuntan a la necesidad de la psicología infantil
Los niños suelen ser indiferentes a cómo se sienten, por lo que es fundamental observarlos de cerca. Hay algunos signos que muestran que el niño no está bien psicológicamente y ser consciente de ello puede ser decisivo a la hora de tratarlo, ya que cuanto antes se diagnostique, más rápido se dará asistencia cualificada.
Comprueba ahora las principales señales que muestran los niños cuando no están bien y cómo identificarlas.
Introspección y aislamiento
Para muchos niños, la primera señal de que algo no va bien es el retraimiento e incluso el aislamiento total. Como no saben manejar sus sentimientos, el aislamiento sirve para alejarse de algo que les hace mal o que no pueden verbalizar del todo. Puede estar causado por varios factores, siendo cada caso único.
Un divorcio, un cambio brusco de rutina, la pérdida de un ser querido, un cambio de colegio o incluso una agresión sufrida pueden desencadenar este tipo de comportamiento. El rechazo también puede ser un factor de esta suma. Hay que estar atentos si el niño habla menos, pregunta menos o se vuelve evasivo cuando se le pregunta.
Cambios de peso
No siempre es un problema físico el que provoca la pérdida de peso, sino que a menudo el niño sufre un trastorno psicológico que afecta a su peso. ¿Se da cuenta de si su hijo está perdiendo peso y de cómo es su rutina alimentaria: come menos, se niega a comer o a cenar?
Muchos niños sufren la presión estética de sus compañeros y, al no saber muy bien cómo hablar con sus padres, dejan de comer. Este es un comportamiento peligroso, porque un niño es un ser en desarrollo y necesita todos los nutrientes para desarrollarse bien.
Dificultad de concentración
Son varias las causas que pueden provocar una importante pérdida de concentración en un niño. Puede tratarse, por ejemplo, de un simple cambio de rutina que todavía está siendo aceptado por los niños o, en casos más graves, de algún síndrome o enfermedad psíquica que requiere tratamiento con medicación y terapia.
En cualquier caso, es importante darse cuenta de este comportamiento y estar siempre atento a lo que ocurre con tu hijo. Vuelve a las lecciones sencillas que le gustan y que hace rápidamente. ¿Muestra el mismo rendimiento que antes? ¿Tarda más en responder a las preguntas o ha aumentado el tiempo de los deberes? Son señales de que algo puede no ir tan bien.
Problemas de sueño
Los niños con una rutina duermen bien, al menos esa es la idea. Y cuando algo les afecta psicológicamente, una de las primeras señales es a través de su sueño. El niño duerme menos o tiene un sueño agitado y lleno de pesadillas. Esta es una señal importante de que es necesario buscar un profesional.
También hay casos de niños que triplican las horas que duermen o que se pasan el día con sueño, aunque hayan dormido las horas recomendadas para cada edad. Esto puede ser un signo de depresión, por ejemplo. Es fundamental hablar y comprender los sentimientos del niño, así como buscar, junto con un profesional, cuáles son las causas de esto.
Agresividad
No es normal que un niño sea o se vuelva agresivo. Muchas veces, los pequeños empiezan a mostrar esta agresividad jugando con sus compañeros de colegio, con sus padres e incluso con sus mascotas. Se trata de un comportamiento peligroso y, casi siempre, está relacionado con alguna situación atípica en la vida cotidiana del niño.
El niño puede, por ejemplo, estar sufriendo acoso escolar o por parte de un familiar; puede estar expuesto a la violencia en casa o incluso sufrirla. Cada niño actúa de forma diferente ante situaciones similares, por lo que la investigación es muy necesaria para hacer un diagnóstico.
Compulsiones y obsesiones
Las compulsiones y las obsesiones pueden indicar que algo no está bien y requiere atención. Es normal, por ejemplo, que un niño desarrolle fases en las que se enamore de un determinado dibujo animado y quiera que su fiesta de cumpleaños esté ambientada en él; sin embargo, cuando se vuelve obsesivo con cosas inusuales, como un objeto, es una señal de alarma.
Además, los niños pueden desarrollar compulsiones, ya sean alimentarias o cognitivas, como hacer lo mismo de forma repetida, exhaustiva y en bucle. Ante este escenario, es fundamental que los padres busquen la ayuda de un profesional, porque este nuevo "hábito" puede ser la huida de algo mayor.
Violencia
La violencia en un niño es un indicio de que algo va muy mal. A diferencia de la agresividad, que se manifiesta de forma más leve, ya sea en bromas pesadas o incluso en respuestas "groseras", la violencia es realmente preocupante porque provoca varios problemas en cadena.
Un niño violento es un niño que ya no es querido en los espacios sociales por sus compañeros, profesores e incluso familiares, lo que hace que el niño se aísle, generando rebeldía, lo que lleva a más violencia, haciendo un círculo eterno de disfuncionalidad, comprometiendo el desarrollo del niño.
Tristeza
La tristeza también puede ser una señal de que algo no va bien en ese niño. normalmente, un niño es hablador y alegre, aunque llore más a menudo que un adulto. cuando un niño adopta una postura triste ante cualquier situación, es importante buscar ayuda profesional.
Las causas pueden ser muchas, como la pérdida, el abandono o incluso la preocupación por cosas que afectan a los adultos. Es importante asegurar que los niños son niños, independientemente de todo. La depresión infantil es más común de lo que se piensa y, por desgracia, está muy presente entre los niños brasileños.
Dificultad para hacer amigos
Cuando un niño tiene dificultades para hacer amigos, es importante buscar ayuda profesional, ya que se trata de toda la estructura social de ese niño y su forma de comportarse en el mundo. Los primeros amigos son algo importante para que ese niño se desarrolle con seguridad.
Normalmente, las causas de esta dificultad están más relacionadas con la estructura familiar. El poco contacto con otros niños en los primeros años de vida puede ser un factor, por ejemplo. Un niño que vive con otros 4 niños de su misma edad desde el principio de su vida está más predispuesto a hacer amistades que uno que ha vivido rodeado de adultos.
Miedo excesivo
El miedo es muy importante para el desarrollo del niño, ya que, a falta de discernimiento sobre las cosas, el miedo le ayuda a no meterse en situaciones que le pongan en peligro, como bajar una escalera o tocar la aspiradora. Es un miedo normal.
Sin embargo, cuando un niño empieza a mostrar miedo a muchas cosas, dependiendo siempre de sus padres o tutores para realizar tareas sencillas, es una señal de alarma que debe buscar ayuda profesional de un psicólogo infantil. El exceso de miedo puede ser la exteriorización de varias cosas, incluido el abuso sexual.
¿Existe un límite de edad para acudir a la psicología infantil?
Cada caso es único, pero a partir de los 18 años, el psicólogo suele remitirle a un terapeuta convencional. Sin embargo, cabe decir que la mente no siempre acompaña a la edad del cuerpo, por lo que hay casos en los que el psicólogo acompaña al niño hasta que entra en la edad adulta.
En caso de duda, consulte a un terapeuta infantil y, si le dice que no es el grupo de edad o la necesidad de su hijo, le remitirá a un profesional que responda a esta demanda.
Tampoco hay una edad mínima para el inicio del tratamiento, hay niños que empiezan su tratamiento meses antes de nacer y se prolonga hasta la adolescencia. Lo importante es buscar el acompañamiento, el resto se hace después de que los psicólogos hayan entendido el caso.