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¡Conozca a la Madre Tierra!
La Madre Tierra es el nombre popular de la Pachamama, la deidad más importante que se venera en la región de los Andes. Al encarnar la propia naturaleza y el arquetipo universal de la madre, protege a quienes están bajo su tutela, proporcionando alimentos y buenas cosechas, así como el don de la vida misma.
En este artículo mostraremos su significado, su historia, así como su relación con movimientos políticos y filosóficos como el 'Buen Vivir'. También mostraremos que su culto se está extendiendo por todo el mundo, especialmente debido al culto de la Nueva Era.
También tendrá acceso a sus ceremonias y fechas sagradas, aprendiendo qué ofrecer para pedir sus gracias, así como su importancia para las culturas andinas y su relación en el sincretismo con el cristianismo.
Entender más sobre la Pachamama
Pachamama es el nombre que los pueblos andinos dan a la diosa que representa a la Madre Tierra. Es una diosa de la fertilidad que rige los cultivos y las cosechas, encarna las montañas y es capaz de producir terremotos. Conozca su significado, su historia y sus celebraciones a continuación.
¿Cuál es el significado de Pachamama?
La Pachamama es una deidad que representa la tierra y la naturaleza. Su nombre procede de la antigua lengua quechua y está formado por dos palabras: "pacha" y "mama". La palabra "pacha" puede traducirse como universo, mundo o tierra, mientras que mama es simplemente "madre". Por lo tanto, la Pachamama se considera una diosa madre.
Está estrechamente ligado al ciclo de siembra y cosecha, y es sumamente importante para los cultivos andinos.
Aunque no habita en ningún lugar, se la puede encontrar en manantiales, fuentes y en altares llamados apachetas. Su espíritu da forma a los Apus, un conjunto de montañas nevadas. Es la responsable de traer la lluvia, los truenos e incluso la sequía para promover el equilibrio.
Historia de la Pachamama
La Pachamama tiene su origen en la religión incaica de hace muchos milenios. Es la esencia femenina de la naturaleza, considerada por los incas como la proveedora de todo, desde los alimentos hasta el agua y los fenómenos de la naturaleza.
Ella provee y protege a sus hijos, haciendo posible la vida y favoreciendo la fertilidad de las cosechas. A medida que los incas entraron en contacto con otras culturas de la región, su culto recibió la influencia religiosa de otras culturas que luego fueron incorporadas por ellos.
Según sus mitos, la Pachamama es la madre de Inti, el dios del sol, y de Mama Killa, la diosa de la luna. La Pachamama y el Inti son venerados como entidades benévolas en la zona llamada Tawantinsuyu, situada en la cordillera de los Andes.
Imagen de la Pachamama
La imagen de la Pachamama suele ser vislumbrada por los artistas como una mujer adulta que lleva consigo los frutos de su cosecha. En las representaciones modernas, es posible ver patatas, hojas de coca y los cuatro principios cosmológicos de la mitología quechua: agua, tierra, sol y luna; todos estos símbolos tienen su origen en la propia diosa.
Desde el punto de vista arqueológico, no existen imágenes que representen a la Pachamama, lo cual no es de extrañar, ya que la diosa es visitada como la propia naturaleza cuyo cuerpo da forma a las cordilleras de los Andes. Al ser vista y sentida como la propia naturaleza, no existen estatuas históricas de ella.
La Pachamama y la cultura andina
La energía de la Pachamama está directamente relacionada con los ciclos estacionales y la agricultura andina. Dado que la economía de los pueblos nativos de los Andes se basa predominantemente en la riqueza cultivada en sus campos, la Pachamama es una deidad de extrema importancia para estos pueblos, ya que está relacionada con el éxito de los ciclos de siembra y cosecha.
Muchos de los pueblos de los países sudamericanos, como es el caso de Bolivia, tienen un contingente poblacional predominantemente de ascendencia indígena, por lo que el culto a esta diosa forma parte de sus costumbres y creencias aún en la sociedad actual.
La Pachamama en otras culturas
En la actualidad, el culto a la Pachamama va más allá del ámbito sudamericano. Con los movimientos ecologistas y ancestrales, esta diosa madre ha sido venerada en países de Norteamérica y Europa.
Además, junto al cristianismo se practica la religión centrada en el culto a la Pachamama, por lo que existe un intenso sincretismo religioso, similar al que se ha producido en Brasil con las religiones de origen africano.
En Perú, por ejemplo, el culto a la Pachamama encuentra acomodo incluso en ambientes predominantemente católicos, incorporando parte de la simbología y la liturgia cristianas. En estos ambientes, donde se encuentran cristianos y pachamistas, es común asociar a esta diosa con la Virgen María, comúnmente venerada por su aspecto maternal interviniente.
Celebraciones antiguas
De lo poco que se sabe de las antiguas celebraciones de la Pachamama, están los relicarios construidos con piedras agujereadas o troncos de árboles legendarios, y se sabe que en sus cultos se sacrificaban fetos de llamas, cuyes e incluso niños en el llamado Ritual de Capacocha.
Sus rituales también incluían la quema de representaciones en miniatura de la diosa y de ropas tradicionales. Aunque estas celebraciones parecen aterradoras, eran comunes en todos los cultos religiosos habituales en Europa, África y Asia.
Además, no se sabe con certeza si estas celebraciones se llevaron a cabo de esta manera, ya que gran parte de lo que ha sobrevivido fue informado por los colonizadores.
Celebraciones modernas
En la actualidad, la principal celebración moderna de la Pachamama tiene lugar en su día, el 1 de agosto. A lo largo de la cordillera de los Andes, es habitual ofrecer un brindis a la Pachamama antes de reuniones o celebraciones informales.
En algunas regiones, es habitual realizar diariamente un ritual de libación llamado "challaco", en el que se vierte un poco de chicha, una bebida fermentada típica de los pueblos indígenas de Sudamérica, en la tierra para que la Pachamama pueda beberla.
Además, la Pachamama se celebra el martes que coincide con el martes de Carnaval y se denomina "Martes de Challa", día en el que se entierran alimentos, dulces y se quema incienso para agradecer los dones de la cosecha.
Ofrendas a la Pachamama
Las ofrendas que se dejan a la Pachamama incluyen hojas de coca, chicha, bebidas alcohólicas como el vino, así como dulces y cigarrillos. Estos objetos se dejan en el suelo o se entierran para que los reciba la diosa.
También es muy común, el 1 de agosto, enterrar en un lugar cercano a la casa una cacerola de bar con comida cocinada. Esta comida suele ser "tijtincha", hecha principalmente de habas y harina de maíz, que se deja en un lago o curso de agua junto con otras ofrendas a la diosa.
La cosmovisión andina y el Buen Vivir
El Buen Vivir es una filosofía que contiene parte de la cosmovisión de los pueblos originarios de Sudamérica. Defiende una forma de vivir en equilibrio con la naturaleza y se apoya en cuatro dimensiones: 1) subjetiva y espiritual, 2) comunitaria, 3) ecológica y 4) cósmica. Sigue leyendo para saber más.
Dimensión subjetiva y espiritual de la Buena Vida
El Buen Vivir tiene una característica holística y por ello se basa también en una dimensión subjetiva y espiritual, basada en la espiritualidad andina que contempla una relación ética y más equilibrada con la vida en sus ámbitos sociales.
Trae consigo la importancia de las cosmovisiones indígenas y sus creencias para combatir el extractivismo y la degradación del medio ambiente que acaban generando la crisis ecológica global. En este contexto, la Pachamama se inserta ya que su culto trae consigo el mensaje de la espiritualidad, teniendo en cuenta la subjetividad de sus practicantes y sus culturas indígenas.
Dimensión comunitaria del Buen Vivir
El Buen Vivir también se basa en la colectividad y, por lo tanto, adquiere una dimensión comunitaria. Supone un conjunto de prácticas que implican a la comunidad para liberarla de las cadenas de la colonización que masacraron a los pueblos originarios de América.
Además, partiendo de la dimensión comunitaria de esta filosofía, es necesario un debate constante para decidir las acciones a realizar, de manera que dialoguen con las necesidades de las comunidades y sus organizaciones sociales, además de relacionarlas con la Pachamama.
Dimensión ecológica del Buen Vivir
En la dimensión ecológica del Buen Vivir, se reconocen los derechos de la naturaleza, equiparándola a la propia Pachamama. Desde esta perspectiva, la naturaleza no se ve como un objeto a explotar, como es la suposición generalizada en muchas naciones occidentales.
Por tanto, se respeta la naturaleza como una entidad viva, ya que tiene sus propios ciclos, estructuras y funciones, y no debe considerarse simplemente como una fuente de materias primas para reforzar la economía.
De hecho, es necesario descolonizarla y conservarla para mantenerla viva y como medio de resistencia a la actual crisis ecológica.
La dimensión cósmica del Buen Vivir
El Buen Vivir también se basa en las diversas cosmologías de los diferentes pueblos que habitan los Andes, adquiriendo así una dimensión cósmica. El Buen Vivir fomenta la relación con los pueblos y los mundos de los dioses y la espiritualidad.
Esta dimensión promueve la interacción armoniosa entre las personas, la naturaleza, los dioses y las leyes que impregnan estas esferas. A partir de ella, es posible alinearse con el cosmos, estableciendo el orden entre los elementos celestes y terrestres que determina el orden cósmico.
Más información sobre Pachamama
La popularidad de la Pachamama ha aumentado a lo largo de los años. La crisis ecológica y el modelo de producción mundial han exigido a la gente una nueva forma de ver la naturaleza y la espiritualidad para mejorar sus vidas. Como mostraremos, tiene un impacto en el culto y la representatividad política de la Nueva Era.
La Pachamama y el culto a la Nueva Era
El culto de la Nueva Era ha incorporado el culto a la Pachamama desde finales del siglo XX. Estas creencias estaban principalmente arraigadas en la vida cotidiana de los pueblos de origen andino con ascendencia europea y multiétnica.
Como parte de este culto, sus seguidores suelen practicar un ritual semanal los domingos, con oraciones e invocaciones a la Pachamama en quechua y español.
El movimiento New Age también ha fomentado la exploración del turismo religioso en la región andina, atrayendo a los turistas para realizar rituales y experiencias de inmersión en los templos y comunidades andinas que conservan el culto a esta diosa ancestral.
Machu Picchu y Cusco son algunos de los lugares de Perú que ofrecen a los turistas la posibilidad de participar en un ritual con ofrendas a la Pachamama.
Uso político de la Pachamama
La Pachamama ha sido utilizada como forma de resistencia política para reivindicar los valores y creencias de los pueblos originarios sudamericanos. Su importancia es tal que su creencia está recogida en las constituciones de Bolivia y Ecuador, además de ocupar un lugar destacado en los relatos nacionales de Perú.
En 2001, el entonces presidente de Perú, Alejandro Toledo, participó en una ceremonia que tuvo lugar en Machu Picchu, dejando una ofrenda para la Pachamama. El ex presidente boliviano, Evo Morales, solía citar a la diosa en sus discursos políticos para apelar a la población indígena de Bolivia durante su gobierno.
La Pachamama en las constituciones de Bolivia y Ecuador
La figura de la Pachamama está representada en las constituciones boliviana y ecuatoriana. La constitución ecuatoriana tiene una fuerte influencia ecocéntrica y por ello se otorgan derechos legales a la Naturaleza, reconociendo a la Pachamama como una entidad que posee derechos equivalentes a los humanos.
La Constitución boliviana también incluye la "Ley de Derechos de la Madre Tierra", en portugués, aprobada en diciembre de 2010. Esta ley, la número 071, reconoce a la Madre Tierra como sujeto colectivo de interés público.
La Pachamama y la Wiphala
La wiphala es una bandera de origen andino, compuesta por cuadrados de parches de siete colores dispuestos en diagonal. Su nombre proviene de palabras de la lengua aymara: `wiphai' indica y `lapx-lapx' es el sonido que se produce cuando el viento toca la tela de la bandera.
La combinación de estas palabras genera la expresión `wiphailapx' que significa `el triunfo ondulado por el viento'. El simbolismo de sus colores también está vinculado a la Pachamama:
Rojo: representa la tierra
Naranja: representa la sociedad y la cultura.
Amarillo: representa la energía, la fuerza, la Pachamama y la Pachakama.
Blanco: representa el tiempo y la dialéctica.
Verde: representa la economía y la producción.
Azul: representa el espacio y la energía cósmica.
Violeta: representa la política y la ideología social y comunitaria.
La Pachamama tiene el poder de sembrar las semillas del amor y del perdón.
La Pachamama es la deidad del poder femenino supremo. Como hemos mostrado a lo largo de este artículo, su culto está relacionado con la nutrición y el suministro, de vivienda, alimentos y los fenómenos de la naturaleza necesarios para garantizar el sustento de la humanidad.
Además de traer el poder de la lluvia capaz de despertar las semillas de su letargo y devolver el verdor a las tierras más áridas, la Pachamama, en su aspecto maternal, es capaz de enseñarnos a sembrar una vida de amor y perdón.
Basándonos en sus principios de comunidad, espiritualidad y ecología, podemos aprender a difundir su mensaje de amor y perdón, capaz de generar los árboles que serán los pilares de una sociedad con mayor igualdad social.
Así, es posible entender que la Tierra es una entidad viva y autónoma que necesita ser preservada para garantizar el sustento y un mundo mejor para las generaciones futuras.