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¿Qué relación tiene San Francisco de Asís con los animales?
San Francisco de Asís es el patrón de los animales, así como el del medio ambiente, actuando sobre la ecología. Las virtudes de la humildad y la compasión son sus principales atributos. Este santo, venerado por los católicos, pero influyente y admirado también fuera del ámbito de esta religión, es un ejemplo del poder de la voluntad y la fe en la transformación humana.
Su grandeza de espíritu muestra que la bondad y la espiritualidad son cosas que hay que conquistar, ejercitar a diario y poner en primer lugar. Su amor por los animales nos inspira a mirar a todos los seres con benevolencia y nos recuerda que debemos cuidar y proteger a los seres de otras especies, pues en ellos también está Dios. Vea en este artículo todo sobre San Francisco de Asís.
Historia de San Francisco de Asís
Conoceremos más sobre la historia de San Francisco de Asís, viendo etapas importantes de su vida y aprendiendo sus enseñanzas. Compruébalo a continuación.
Vida de San Francisco de Asís
El nombre de bautismo de San Francisco era Giovanni di Pietro di Bernardone. Nació en 1182 en Asís, hijo de exitosos comerciantes burgueses. Francisco disfrutó de una juventud orientada al placer, interesada en alcanzar fama y fortuna.
Estas motivaciones le llevaron a convertirse en caballero y, al luchar en una guerra, fue capturado y permaneció prisionero durante cerca de un año, periodo en el que desarrolló una enfermedad que le acompañó toda su vida, causándole problemas de estómago y de visión.
Se dice que el joven cambió entonces por completo sus hábitos, se hizo fraile y comenzó a ocuparse de los pobres, fundando una orden religiosa centrada en el voto de pobreza, la Orden de los Frailes Menores. Tras una vida llena de benefacciones y aquejado de diversas enfermedades, Francisco murió en Asís en 1226.
La llamada de San Francisco de Asís
La conversión de San Francisco de Asís comienza entre 1202 y 1208, y consiste en una progresión de acontecimientos a partir de su 25º cumpleaños.
Se cree que la primera etapa de lo que puede describirse como su vocación se sitúa en su época de prisionero de guerra, cuando empezó a sentir los primeros síntomas de una enfermedad que le acompañó de por vida.
Francisco oyó una voz que le ordenaba volver a casa, donde encontraría su verdadero propósito.
Tras una serie de visiones y mensajes espirituales que recibió, comenzó a ocuparse de los pobres y los leprosos, abandonando por completo su anterior modo de vida en favor de la fe y siguiendo las enseñanzas de Jesús.
La renuncia de San Francisco de Asís
A su regreso de la guerra, Francisco escuchó una voz que le llamaba a seguir las huellas del Señor. A partir de entonces, renunció a sus bienes materiales y abandonó sus sueños de vana gloria y fortuna. Lleno de fe y del deseo de ayudar al prójimo, después de ver a tantas personas necesitadas y sufrientes en sus viajes, experimentó una profunda transformación.
En esta etapa temprana de su conversión, Francisco tuvo una visión de Cristo pidiéndole que restaurara su Iglesia. Es importante recordar que, en esta época, la Iglesia católica estaba consumida por los intereses materiales y las luchas de poder y Francisco se volcó en la necesidad de centrarse en los necesitados, comenzando sus benefactores entre los leprosos.
Los milagros de San Francisco de Asís
Hay varios milagros atribuidos a San Francisco de Asís. Uno de los más antiguos tuvo lugar poco después del entierro del santo, cuando una chica que padecía una enfermedad en el cuello puso su cabeza sobre su ataúd y se curó.
Asimismo, muchos otros discapacitados han caminado tras soñar con el santo o peregrinar a su tumba, al igual que los ciegos han recuperado la vista.
Además, personas obsesionadas, que creían estar poseídas por demonios, encontraron la paz mental tras tocar su tumba. A lo largo de los tiempos, se han atribuido al santo muchos otros milagros relacionados con la curación de enfermedades.
Fundación de la Orden de los Hermanos Menores
Al principio de su labor religiosa, Francisco buscaba convertir a la gente y obtener donaciones para los pobres. Cuando se dio cuenta de que tenía un número considerable de seguidores, fue con los fieles a Roma para obtener la aprobación de la creación de una Orden.
Pero esto sólo ocurrió después de que el Papa Inocencio III le ordenara ir a predicar a los cerdos, cosa que Francisco hizo, consiguiendo así que las autoridades religiosas apoyaran su causa.
La Orden de los Frailes Menores se basaba en los principios de la pobreza y seguía de cerca las enseñanzas de Jesús. Sus seguidores cuidaban de los enfermos, los animales y los pobres, y de esta orden formaron parte importantes religiosos, como Santa Clara.
La nueva orden religiosa de San Francisco de Asís
Tras un periodo de peregrinación por Tierra Santa, Francisco encontró la Orden en Asís, acosada por las desviaciones morales de algunos miembros y por diversas desavenencias. Muchos seguidores estaban descontentos con el excesivo rigor que exigían los votos de la Orden.
Todos estos conflictos internos y las constantes injerencias del Vaticano llevaron a Francisco a reformar la Orden de los Hermanos Menores. El santo se vio obligado a redactar un nuevo reglamento para dejar más claras a los adeptos las obligaciones que debían cumplir.
Este texto, sin embargo, sometido a la aprobación de Roma, sufrió importantes alteraciones realizadas por el cardenal Ugolino, que se apartaron de la esencia franciscana. Con el tiempo, la Orden Franciscana se desplegó en diferentes ramas, masculinas y femeninas.
El ejemplo de la vida de San Francisco de Asís
San Francisco de Asís nos ofrece un modelo de fe, pero también es rico en inspiración para nuestras prácticas cotidianas. La actitud de Francisco ante el dinero es un primer ejemplo de abnegación material y nos enseña a centrarnos en la riqueza espiritual.
La bondad de este santo, que se dedicó a cuidar a los enfermos y a los animales, y que hizo todo lo posible por satisfacer las necesidades de los empobrecidos, nos muestra que la espiritualidad sólo puede desarrollarse a través de la práctica, es decir, mediante actos efectivos en este mundo terrenal.
El ejemplo de la vida de San Francisco, por lo tanto, consiste en la acción como conductor en el camino de la luz, destacando el valor que dio a los animales como seres que deben ser respetados y protegidos.
La sabiduría divina de San Francisco de Asís
San Francisco se inspiró en sucesivos episodios místicos, como escuchar voces que le guiaban a hacer el bien, pero sus actos de bondad también nacieron de su compasión y empatía innatas por los necesitados y de su amor por la naturaleza.
La unión de la inclinación a hacer el bien con la fe hizo de Francisco una figura adelantada a su tiempo y un modelo de espiritualidad. San Francisco nos enseña la humildad y el desprendimiento. Su sabiduría consistía en la sencillez, en ocuparse de los pobres, de los enfermos, de los animales, de todos aquellos despreciados por sus contemporáneos, tan centrados en el dinero y el estatus.
Los estigmas de San Francisco de Asís
Poco antes de su muerte, Francisco se retiró al monte Alverna, donde había un santuario de su Orden, acompañado de algunos hermanos. Durante este periodo, el santo tuvo una visión de un serafín de seis alas y, a partir de entonces, comenzó a mostrar las huellas del sufrimiento de Cristo en su cuerpo.
Estos signos se conocen como estigmas y corresponden a las heridas sufridas por Jesús durante su crucifixión. Estas marcas destacaban en sus manos y pies, pero también tenía una herida abierta en el pecho, de la que fueron testigos sus hermanos en la fe. Francisco fue el primer cristiano estigmatizado.
San Francisco de Asís y los animales
He aquí algunas historias significativas sobre la relación de San Francisco con los animales y lo que nos enseñan, ¡consúltalas!
Predicando a un lobo voraz
Cuando Francisco llegó a la ciudad de Gubbio, encontró a los habitantes asustados, armándose para defenderse de un lobo feroz. El lobo ahuyentaba a los rebaños y amenazaba a los habitantes. Francisco decidió salir al encuentro del animal, que lo recibió dispuesto a atacar. Sin embargo, al acercarse, Francisco llamó al lobo "hermano", lo que hizo que éste se volviera dócil.
Sujetando las patas del lobo como si fueran las manos de una persona, el santo le pidió que no volviera a atacar a nadie y pronto le dio protección y un hogar. Se dice que este lobo murió de viejo y fue compadecido por los habitantes de Gubbio, que acudieron a verlo con la mirada de la hermandad.
Predicar a los pájaros
Se cuenta que, al regresar a Asís de una de sus peregrinaciones, San Francisco venía por el camino algo molesto por la indiferencia de la gente hacia el Evangelio.
De repente, escuchó fuertes sonidos de pájaros y vio una bandada de aves de diferentes especies al lado del camino. El santo se dirigió a ellos y les anunció que les daría su bendición, pues tenía la costumbre de llamar a los animales sus hermanos y hermanas.
Francisco procedió a predicar a la bandada, pasando al lado de las tranquilas y atentas aves y tocándolas con su túnica y sus manos en la cabeza. Cuando terminó su discurso, les dio la señal de volar, y las aves se dispersaron hacia los cuatro puntos cardinales.
Salvar a los corderos del sacrificio
Tomás de Celano pertenecía a la orden franciscana y contaba la historia de cómo San Francisco salvó a dos corderos de la matanza, animal favorito del santo, que recordaba la asociación que Jesús había hecho entre el cordero y la humildad.
Pues en su deambular, se encontró con un hombre que se dirigía al mercado para vender dos corderitos, que llevaba atados al hombro.
Apiadándose de los animales, Francisco les ofreció a cambio el manto que usaba para protegerse del frío, que le había regalado un hombre rico poco antes. Hecho el intercambio, Francisco se los devolvió al vendedor, rogándole que los cuidara y los tratara con amor y respeto, pues eran sus hermanitos.
El grito del burro
Después de muchos años de enfermedad, San Francisco se retiró con sus amigos más cercanos, sabiendo que la hora de su muerte estaba cerca. Se despidió de todos con palabras de amor y leyó pasajes del Evangelio.
Su inmenso amor por los animales hacía que le siguieran ovejas y pájaros allá donde iba, y cuando estaba a punto de pasar, entre los animales que se le acercaban estaba el burro que le había guiado en sus peregrinaciones durante tantos años.
Se cuenta que Francisco se despidió del animalito con palabras de dulzura y gratitud, y entonces el fiel asno lloró copiosamente.
Congregación de peces
Entre los relatos sobre la relación de San Francisco con la naturaleza, se dice que los peces se acercaban a su barca cuando el santo viajaba por las aguas, y sólo se alejaban de ella cuando terminaba su predicación.
El santo solía predicar a todos los animales con los que se cruzaba y sus palabras eran siempre bien recibidas también por los seres acuáticos.
Cuando Francisco recibía una red de peces de un pescador, los soltaba inmediatamente en las aguas, bendiciéndolos para que nunca fueran capturados. También pedía a los pescadores que, cuando la pesca fuera abundante, devolvieran el excedente a su hábitat natural.
Aconsejar a un conejo
La historia de un conejo ocurrió cuando uno de los frailes franciscanos llevó a San Francisco el animal, que había encontrado asustado, en una trampa en el bosque. El santo colocó al conejo en su regazo, lo acarició y le aconsejó que se cuidara de los cazadores.
Entonces le dio su bendición, llamándole "hermanito", como siempre hacía, y lo colocó en el suelo para que pudiera seguir su camino. Sin embargo, el conejo insistía en saltar de nuevo al regazo de Francisco cada vez que lo colocaba en el suelo, hasta que el santo pidió a uno de los hermanos que cogiera el conejo y lo soltara en el bosque.
El canto de las criaturas
El Cántico de las Criaturas es un cántico compuesto por el propio San Francisco de Asís, probablemente dictado por él en un momento en que ya estaba ciego y muy enfermo.
Este cántico es una alabanza a la Creación de Dios y puede entenderse también como una síntesis de su doctrina. El santo comenzó la composición en 1224 y se dice que la terminó pocos minutos antes de su muerte en 1226.
La canción también es conocida como "Cántico del hermano Sol", en referencia a los versos que mencionan la forma en que Francisco se refería a la naturaleza. Se dice que esta canción fue cantada por primera vez por Francisco, acompañado por los hermanos León y Ángelo.
La fiesta de San Francisco bendice a los animales
El 4 de octubre se celebra la fiesta de San Francisco de Asís, tradicionalmente dedicada a celebrar la vida y las enseñanzas del santo, así como a bendecir a los animales.
En este sentido, es común que las parroquias ofrezcan bendiciones a las mascotas, llevadas por sus guardianes a las celebraciones. Esta práctica es popular no sólo en Brasil, sino también en las parroquias de muchos otros países.
La popularidad de la fiesta de San Francisco es una demostración de que las influencias de este santo siguen siendo vibrantes, y de que sus enseñanzas, en una época de amenazas al medio ambiente, son aún más importantes.
Oración para la bendición de los animales
Además de leer el Cántico de las Criaturas, la persona que desee rezar por los animales puede aprender la siguiente oración:
"San Francisco, celoso protector de los animales y de toda la naturaleza, bendice y protege a mi (di el nombre de tu mascota), así como a todos los animales. Que el inmenso amor que has dedicado a tus hermanos de la humanidad y de los demás reinos llene la vida de los seres inocentes.
Que reciba tu inspiración para cuidar y proteger a mi hermanito. Perdona nuestra negligencia hacia el medio ambiente y enséñanos a ser más conscientes y respetuosos con la Naturaleza. Amén".
¿Es San Francisco de Asís el patrón de los animales y la ecología?
San Francisco de Asís es un santo reconocido como patrón de los animales. Además, sus relatos relacionados con estos seres encierran enseñanzas que se extienden a las relaciones humanas y a la actitud hacia el mundo material.
Su popularidad es inmensa, como demuestra el hecho de que unos tres millones de personas visiten cada año su tumba en Asís (Italia).
En 1979, el Papa Juan Pablo II declaró a San Francisco también patrón de los ecologistas. Que la inspiración de este santo bondadoso llegue a más y más corazones.