Tabla de contenido
¿Qué es el amor al prójimo?
El amor al prójimo es, en primer lugar, la clave para la solución de todos los problemas originados por el racismo, la concentración del poder económico, la comprensión y aceptación de las nuevas manifestaciones de género y otras graves desviaciones morales que arrastra la humanidad.
Por otra parte, el amor al prójimo es el secreto para obtener la felicidad real y duradera, que la gente busca vanamente de otras maneras, ya que no puede separarse del amor al prójimo. No se puede comprar el amor ni la felicidad, salvo los falsos.
Además, el amor al prójimo es la gran enseñanza que los maestros de la humanidad, como Jesús, por ejemplo, recomiendan siempre como camino para alcanzar el autoconocimiento y la iluminación. Es la gran ley de la vida, la representación de Dios. Sigue leyendo y aprende más sobre este fascinante tema.
Sinónimos actuales de amor al prójimo
La expresión amor al prójimo, y el sentimiento de felicidad y bienestar que se deriva de un acto de este amor, es una iniciación espiritual que despierta muchos otros sentimientos nobles. Estos sentimientos son nada más y nada menos que las manifestaciones del amor al prójimo, como verás a continuación.
Empatía
La empatía es una virtud que hay que adquirir y mantener a toda costa hasta que se convierta en un comportamiento natural y forme parte de tu carácter. Es una de las manifestaciones del mayor sentimiento de amor hacia los demás. Además, la práctica de la empatía te permite conocer mejor a las personas y a ti mismo.
La empatía es la capacidad de sentir, y no sólo de ver a la otra persona. La verdadera empatía va acompañada de una intuición bien desarrollada, con la que se puede ganar en otros aspectos de la vida. La persona empática ya tiene un cierto grado de iluminación, que le hace soportar y comprender el dolor de los demás, para poder ayudar de cualquier forma posible.
Fraternidad
Fraternidad es una palabra que evolucionó del latín y significa hermano en su sentido más simple. Sin embargo, el sentimiento de fraternidad nace ya con el espíritu, que a menudo lo ahoga en nombre del egoísmo. La fraternidad es más que considerar a alguien como hermano, porque significa ser hermano de toda la creación.
Así, la fraternidad es un sentimiento de responsabilidad por los más débiles y, al mismo tiempo, una fuerza que ofrece seguridad, ya que uno nunca estará solo al saberse miembro de una fraternidad tan vasta como la propia humanidad. El punto central de unión de una fraternidad es el amor al prójimo.
Compasión
Los sentimientos que ennoblecen un alma emanan de la divinidad, y son recogidos por aquellos que son capaces de recibirlos, así como de demostrar su uso entre los hombres. Por lo tanto, sentir la compasión divina es formar parte del alma del mundo. Se necesita mucha fuerza de voluntad en el bien, para transformar el peso de una compasión en un camino de evolución.
La compasión es la sabiduría divina que asocia el mal y el remedio y el mal y el bien, para que conociendo los dos conceptos el hombre aprenda a usar el sentido común y el libre albedrío, y luego tome decisiones de las que tendrá que rendir cuentas a su debido tiempo. La compasión acerca al hombre a Dios, sin necesidad de templo ni de pastor, es una virtud divina y por tanto un poder.
Altruismo
El altruismo es un efecto de la comprensión progresiva del amor al prójimo, que hace que el acto de darse sea un proceso natural. Todas estas virtudes que significan desprendimiento y entrega de la vida son logros de personas que muchas veces ni siquiera sabían que las poseían. Son virtudes que pueden permanecer latentes, esperando el momento adecuado para florecer.
De hecho, la mayoría de las personas que sacrifican su vida por otra persona, o por una causa, saben en el fondo que habrá una continuación, y que las actitudes altruistas son opciones más difíciles y, por tanto, más meritorias. Estos méritos ganados abren las puertas a otras virtudes, y amplían el conocimiento de forma natural.
Sororidad
La palabra sororidad, es sólo un nombre que se diferencia de la fraternidad en el sentido del género, por lo que sororidad y fraternidad son los mismos conceptos y sentimientos, aunque se concentren en lo masculino o en lo femenino, siempre que se basen en el amor a los demás y en la justicia divina.
El marco ideal es que hermanos y hermanas puedan trabajar juntos, en un ambiente libre de prejuicios, regido por los conceptos de amor al prójimo. Así, la fraternidad y la sororidad se unen para trabajar en un proyecto mayor, que es la evolución de la humanidad.
El amor al prójimo en la Biblia
El amor al prójimo como consecuencia del origen único y divino de toda la creación se prescribe como ley no sólo en la Biblia, sino en muchas otras doctrinas religiosas. Cristo hizo muy explícita esta necesidad de aprender a amar al prójimo para merecer conocer a Dios. He aquí algunos pasajes más en los que la expresión aparece en la Biblia.
Juan 15:17
"Esto os mando, que os améis unos a otros".
Es un gran ejemplo del poder de la palabra de Cristo, que, aunque se exprese de forma suave, revela un mandato dado con firmeza, y de vital importancia, ya que sólo es superado por el amor incondicional de Dios.
En consecuencia, la práctica de amar al prójimo aparece como una solución tanto para los que necesitan dar como para los que van a recibir. El verso es corto y abarca el significado de los demás, que han sido resumidos con maestría divina. El estudioso de estas cuestiones debe prestar atención a estas frases, pues contienen poder.
1 Juan 4:7
"Amados, amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios".
Este es el contenido del verso en su sentido interpretado por Juan. Y este verso enseña una verdad mística, que también se aprende y se enseña en muchas otras tradiciones religiosas, aunque con un lenguaje diferente.
La comprensión de que este mandamiento no es sólo una orden, sino la explicación de una necesidad básica en el camino del discipulado, cambia su percepción, abriendo su mente para aceptar nuevas ideas.
1 Juan 4: 20
"Si alguien dice: amo a Dios, pero odia a su hermano, es un mentiroso; porque quien no ama a su hermano, a quien ve, es incapaz de amar a Dios, a quien no ve".
Este pasaje de Juan no es más que una forma diferente de citar el segundo mandamiento de Cristo, que es amar al prójimo como a uno mismo.
Nadie siente a Dios con impurezas en el corazón, y trabajar para ayudar a los necesitados es una excelente forma de purificación. Una buena acción borra mil pecados, dice un adagio popular, que resulta ser muy cierto cuando se trata del amor al prójimo.
Gálatas 5:14
Toda la Ley se resume en un solo mandamiento: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Esta repetición de la ley en las Escrituras tiene una justificación, ya que esta expresión es la segunda después de "amar a Dios sobre todas las cosas" y las dos juntas forman la síntesis perfecta del pensamiento de Cristo.
Por eso era necesario que esta verdad se difundiera por todo el mundo, y por eso fue escrita en todas las epístolas y por todos los apóstoles. Lleva el principio básico para establecer contacto con la espiritualidad superior, e incluso con Dios.
Juan 13:35
"En esto reconocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros".
Los apóstoles aprendieron bien la lección y trataron de enseñarla en todas partes, pero el significado y el poder de las palabras se disolvieron en oídos insensibles, permaneciendo sólo en el corazón de quien captó su significado.
La sublime máxima cristiana no puede pertenecer a ninguna religión en exclusiva, pues su aplicación está prevista en muchos credos de distintas lenguas. Al fin y al cabo, en la dimensión de las verdades importa más el contenido que la forma en la que se escribe.
1 Pedro 4:8
"Sobre todo, amaos sinceramente unos a otros, porque el amor perdona muchos pecados".
Ahora fue Pedro quien transmitió el mandamiento divino de otra manera, esta vez asociándolo al perdón de los pecados. Así, Pedro transformó el amor al prójimo en un acto de remisión y penitencia.
Sin embargo, este perdón de los pecados es proporcional no sólo al sentimiento de amor por el prójimo, sino también a las acciones que se cometen al respecto. El verdadero amor siempre encontrará la manera de revelarse para cumplir su misión de transformar y renovar a la humanidad.
1 Juan 3:17-18
"Si alguien tiene recursos materiales y, viendo a su hermano necesitado, no se compadece de él, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?"
La aplicación del amor al prójimo se convierte en algo esencial para la conquista y el mantenimiento del amor divino, a través de este versículo de Juan. El cuadro muestra una realidad en la que muchos siguen sólo las palabras, mientras que sus actitudes dejan que desear.
Sin embargo, la visión divina lo alcanza todo, incluso el pensamiento más lejano, y nadie puede engañar a Dios. Así pues, que tu amor se fortalezca y se purifique en la labor de asistencia a los necesitados, abriendo un camino a una experiencia divina en la búsqueda de la verdadera felicidad.
Cómo practicar el amor al prójimo
La mejor manera de demostrar el amor al prójimo es mediante actos concretos que no dejen dudas sobre el desinterés de la acción, cuya única finalidad debe ser la de ayudar. El comportamiento cortés y respetuoso es una característica de quienes practican el amor al prójimo. Ver otras formas de ejercer la virtud.
Sé amable
La amabilidad engendra amabilidad, y este adagio popular por sí solo ya es una gran razón para ser amable con las personas con las que convives en tu rutina, así como en los encuentros casuales. Ser amable es una prueba de madurez, educación y, sobre todo, de amor a los demás.
Así pues, trata a las personas exactamente como te gustaría que te trataran a ti, porque este comportamiento es la llave que abre las puertas a la solución de muchos problemas. Conquista una vida ligera, sin estrés ni confusión, aplicando este sencillo y eficaz método de vivir practicando la amabilidad.
Respetar la "preferencia
El servicio preferente es una práctica que ni siquiera debería necesitar una ley para producirse. De hecho, algunas personas pasan por situaciones, temporales o no, que justifican la prioridad en el servicio, o el uso prioritario de algún equipamiento público. Cualquier persona con un mínimo de sentido común y libre de egoísmo entiende esta necesidad.
Por ello, el respeto a quienes necesitan esta prioridad es también una muestra de amor al prójimo. Se trata de tratar a los ancianos y discapacitados sin ofender su dignidad, porque el mañana es una incógnita y el envejecimiento es una ley que afecta a todos.
Participar en proyectos sociales
Hay muchas formas de ejercer la práctica del amor al prójimo cuando el sentimiento del bien es dominante en el corazón del ser, sobre todo en un mundo con tantas desigualdades como el que vivimos. Los hambrientos y los enfermos están repartidos por todas partes, esperando y dependiendo de la acción de los seres caritativos.
Por eso, puedes amar a tu prójimo comprometiéndote en algún proyecto social público o privado que dirija los recursos humanos y financieros a ayudar a los más desfavorecidos. No olvides que un solo acto de caridad puede borrar varios errores del pasado, además de proporcionar una indescriptible sensación de bienestar.
Comparta lo que es bueno
La práctica de amar al prójimo hoy en día puede hacerse de forma genérica a través de las redes sociales, donde puedes compartir mensajes de alegría y optimismo, que llegarán no sólo a tus contactos, sino que pueden llegar a todo el mundo.
Así, tienes una excelente manera de donar tu tiempo creando o difundiendo eventos que promuevan la solidaridad, la fraternidad y el amor al prójimo. En poco tiempo podrás comprobar los beneficios de estas acciones, no sólo entre los destinatarios de las mismas, sino también en ti mismo.
Practicar el consumo consciente
El desperdicio que se produce en el mundo ya sería suficiente para aliviar el hambre de muchas personas, ya que sólo en Brasil puede llegar al treinta por ciento de todo lo que se produce en el sector alimentario. Una tasa fuera de control en un país con tanta desigualdad social.
El amor al prójimo bien desarrollado puede inducir a las personas a cambiar sus hábitos de consumo, adoptando y difundiendo prácticas que eviten la superfluidad y el despilfarro, reorientando esos recursos a obras sociales para ayudar a los que más sufren el hambre, el frío y otros males de la sociedad actual.
Apoyar proyectos de confianza
No sólo con ayudas económicas se puede trabajar en la difusión de las ideas de amor al prójimo, ya que el voluntariado reúne a un gran número de personas que, al no poder donar dinero, donan su tiempo y su fuerza física en diversos tipos de acciones filantrópicas.
Los que tienen voluntad de ayudar siempre pueden encontrar un proyecto de confianza en el que comprometerse al servicio del bien. Aunque el mundo está lleno de gente dispuesta a defraudar, hay muchos grupos bien intencionados que necesitan la ayuda de los que pueden participar, por cualquier medio.
Disponga de su tiempo
Si sientes en tu corazón la necesidad de hacer algo importante, o la sensación de que no estás haciendo todo lo que puedes por tu prójimo, pero no tienes suficientes recursos, da un poco de tu tiempo. Puedes ayudar por tu cuenta, o uniéndote a diversos grupos e instituciones que siempre necesitan más brazos al servicio del bien.
Puedes trabajar recogiendo y distribuyendo bienes donados, como cuidador voluntario de niños y ancianos en los hospitales, ejerciendo tu profesión de forma gratuita para personas necesitadas, en fin, hay muchos lugares y servicios para quienes tienen el impulso humanitario en su interior.
Escuche con atención
La caridad puede hacerse de muchas maneras, entre ellas dedicando tiempo a hablar y escuchar a la gente. Muchos sufren el abandono, viven aislados en su sufrimiento y angustia, sin nadie con quien hablar ni con quien renovar su esperanza de días más felices.
Así, puedes desarrollar un trabajo de gran valor simplemente dedicándote a escuchar a las personas que se encuentran en una situación de tristeza o infelicidad. No dejes pasar ninguna oportunidad de ser útil, porque la mayoría de las veces el necesitado eres tú, que necesitas hacer el bien para redimirte de los errores de la vida.
Ofrecer apoyo
Puedes contribuir a un mundo mejor con acciones sencillas, siempre que se hagan con el corazón puesto en hacer el bien. Así, mirando con atención en tu círculo social o en tu barrio, seguro que encuentras a alguien que necesita algún tipo de apoyo moral o psicológico, o incluso económico para afrontar alguna situación.
Todo lo que das tiene un efecto beneficioso, aunque sólo sean palabras de estímulo, de aliento, que pueden cambiar el estado de ánimo de alguien que está abatido y carece de fuerza moral para seguir adelante.
Respetar siempre
Mostrar respeto por los que son diferentes es una de las formas más básicas de amor al prójimo. La comprensión de que todos son iguales y hermanos en Dios facilita la práctica de la caridad, que también se manifiesta a través del respeto a la diversidad y a la forma de ser de cada persona.
Así pues, aprender a controlar la palabra para evitar las críticas malintencionadas e innecesarias es también una forma de expresar el amor al prójimo. Además, las actitudes respetuosas son una prueba de superioridad espiritual y moral que causa una buena impresión en cualquier lugar.
Sorprende a tu pareja
La práctica del amor al prójimo puede empezar a desarrollarse en el propio hogar, un entorno que necesita toda la armonía posible para merecer ese nombre. A menudo ocurre que alguien es caritativo y amable en los entornos externos, pero descuida esas virtudes en casa, en el trato con los familiares más cercanos.
En este sentido, puedes sorprender a las personas que quieres con un cambio de actitud que te haga más amable, benévolo y empático en tu entorno doméstico. Con el tiempo y la persistencia, esta actitud contagiará a todos, transformando el hogar en un refugio no sólo seguro, sino también tranquilo y feliz.
¿Amar al prójimo es fácil o difícil?
Para que el ejercicio del amor al prójimo se realice de forma fácil y placentera, es necesario tener un sentimiento de amor en el corazón. Los actos de amor son consecuencia de este sentimiento, y son realizados de forma natural por aquellos que lo llevan en su corazón.
En cualquier caso, mostrar un amor legítimo por el prójimo es una de las tareas más difíciles, ya que el mérito es proporcional a la dificultad. Además, es necesario recordar la necesidad de amar a los adversarios, a las personas que no te gustan, y en este punto existe una gran barrera creada por el orgullo.
Sin embargo, la sabiduría divina ha hecho que el amor al prójimo sea también una necesidad para quienes se dedican a practicarlo. Así, el amor al prójimo provoca sentimientos de realización personal, bienestar y felicidad. Es como si la recompensa divina por practicar tales actos fuera automática ¡Pruébalo y verás!