Ahora que el verano ha llegado y vemos por todas partes cursos de natación, pintura, idiomas y otras actividades para entretener a los niños durante las vacaciones, me pregunto ¿Cuál sería el equivalente para los profesionistas creativos que no saldremos de vacaciones? Todos merecemos un descanso para refrescarnos y volver a activar la creatividad.
Todos los diseñadores compartimos un sufrimiento en particular, esperar la llegada de la inspiración. Últimamente pienso en cómo se ve afectado nuestro trabajo, esperando que nuestra creatividad revoluciones y traiga a nosotros esa idea maravillosa y única. No sé con exactitud que piensen otros colegas, pero muy seguido, al iniciar un proyecto, me llega ese estrés de imaginar que quizá esté iniciando la obra de mi vida, o que al menos vaya a ser un proyecto exitoso y bien aceptado. Porque quizá sea eso lo que ahuyente a la inspiración y nos haga dar mil vueltas antes de tomar decisiones.
En lo particular, al inicio, las fechas límite parecen eternas, y algunas veces, pueden pasar días en lo que pienso entre una idea y otra, hojeo revistas, pinterest y algunos libros, vengan o no vengan al caso. De hecho esa es una de las actividades que me resultan más efectivas en el momento de buscar una idea. Dicen que cuando uno está fresco piensa mejor y también creo que mientras más nos alejemos de nuestro entorno, seremos capaces de ver un panorama más amplio y entonces si, revolucionar nuestra creatividad.
Desde hace varios días me he sentido bloqueada, las ideas no me fluyen y por ello me tomé un momento para reflexionar y cargarme de buenos ánimos para empujarme de nuevo a pensar en cosas útiles, unas vacaciones express para el cerebro. Comencé con hacer una lista de las cosas que a mí me inspiran y que me gustaría compartir con ustedes.
¡Comencemos con las vacaciones express!
1.- Cocinar, el ejercicio más productivo para despertar la inspiración. No necesita ser una receta complicada, pueden probar recetas de su vlogger favorito, algún video de Tasty o la receta de algún empaque de queso o leche. Yo recomiendo ver a la Domestik geek en youtube o vayan a su tienda más cercana e intenten hace un platillo con lo que encuentren ahí.
2- Limpiar el clóset. Aunque parezca trabajo extra y sea lo último que quieras hacer. Limpiar el clóset es un acto liberador y que activa nuestras ideas, pensar si necesitamos lo que está ahí, recordar anécdotas, puede refrescar nuestro cerebro, y si tenemos suerte, quizás nos llevemos una bonita sorpresa, un gran recuerdo, o algún billete olvidado en los jeans que ya no usamos 😉
3.- Visita a un amigo que no tenga nada que ver con tu trabajo. Además de que es muy sano dejar de vez en cuando el trabajo de lado, el conversar con gente que no vemos todos los días, nos cambia el aire, nos permite ver el mundo desde otros ojos y valorar lo que tenemos. A mí me pasa seguido, cuando le cuento a alguien sobre mi trabajo; me escucho y pienso en lo diferente de mi profesión y me respondo las preguntas que venía haciéndome.
4.- Concéntrate en un tema que te cause curiosidad y esté muy alejado a lo que haces cotidianamente. Mientras más profundices en algún tema que te interese, mayor datos tendrás y las posibilidades de abordarlo, serán más novedosas. Puede ser un dato curioso, una historia en particular, algún evento natural o cualquier cosa.
5.- Miranda Makaroff lo dijo en un cortometraje para Vogue España, pintar superficies pequeñas es muy relajante, por ejemplo: un manicure. Con tantas posibilidades en la paleta de colores, texturas, efectos y hasta olores. Arreglarse las manos, además de embellecerte, te dará un rato de relajación y descanso (Por eso de esperar a que el barniz seque)
En fin, no se puede ser productivo si uno no se permite un descanso de vez en cuando. Ahora, aunque no haya tiempo para unas largas vacaciones, podemos tomar unas horas a la semana y ¡hacer algo que nos haga felices!
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