La moda no solo tiene relación con la navidad, sino que está 100% influenciada por las festividades y acontecimientos conmemorativos que nos sirven a los seres humanos para medir el tiempo, nuestra trascendencia en el mundo y justifican las relaciones sociales.
Aunque las últimas afirmaciones podrían sonar como discurso filosófico, lo cierto es que históricamente la vestimenta ha ido de la mano con los rituales y momentos sociales trascendentales para cada cultura. Desde la manera de vestir de las personas que acudían al día de tianguis que pintó Diego Rivera en “El mercado de Tlatelolco” (1959) hasta el ahora tradicional vestido blanco para el matrimonio, que inició la reina Victoria hace casi dos siglos y que se ha convertido en el atuendo más representativo para este ritual en su forma occidental. Con estos ejemplos pienso en cómo la vestimenta diferencia un día normal de compras a un evento importante en la vida de una persona.
Es así como el cierre del año en nuestro país es una temporada llena de excusas festivas. Por ese motivo desde el mes de noviembre el feed de las principales redes sociales, el canal de comunicación de las generaciones del siglo XXI, se llena de looks para deslumbrar en las fiestas, aunque al mismo tiempo tengamos por entendido que tanto esfuerzo servirá para la sesión de fotos con las primas y las horas en la sala familiar. Sin embargo, a pesar de saber el destino de nuestro outfit nos sigue pareciendo importante invertir energía en pensar en el atuendo, en buscar en tiendas virtuales y físicas, en encontrar el tutorial de maquillaje correcto y al menos un par de horas de preparación.
Este año el tema me ha parecido especialmente interesante y digno de reflexión por lo que pensé en dos teorías que expliquen el por qué en nuestra cultura continuamos esforzándonos para lucir de la mejor manera en estas festividades. Aquí mis dos teorías:
En el siglo XVII Luis XIV, el Rey Sol, estableció las reglas de etiqueta como parte de la manera de vivir en el palacio de Versalles. Esta tradición con sus respectivas adecuaciones a nuestra época y costumbres culturales han instalado en nuestro subconsciente la necesidad de modificar nuestros atuendos de acuerdo con la ocasión social requerida. La navidad con toda la connotación mexicana pasa de ser solo una celebración religiosa al acontecimiento social que nos reúne con familia que no siempre vemos y con amigos a los que no frecuentamos, por esto, presentar la mejor versión de nosotros mismos suena como algo oportuno.
Mi segunda teoría se basa en la ley de la oferta y la demanda. Una cuestión de consumo con excusa festiva. Aunque esta reflexión no suene tan romántica como la inspirada por la corte francesa, pienso que es una buena manera de explicar la relación que existe entre los medios de consumo, los medios de comunicación y al mismo tiempo con los creadores de contenido que cruzan imágenes para hacernos desear productos en específico. O, acaso ¿alguien se perdió las cadenas de memes sobre la falta de cuadros de Shein y los avances de Sabrina en Netflix?
Tu ¿qué teoría crees qué explique la relación de la moda con la navidad?
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