Me preguntaba desde cuándo se puso de moda el día de muertos. He estado haciendo memoria tratando de recordar en qué momento el maquillaje de catrina se volvió una tendencia entre las Beauty Bloggers y cuándo las coronas de flores de cempasúchil se convirtieron en un must para los disfraces de Halloween.
Y sí, mencioné al día de muertos y Halloween en el mismo párrafo, porque en nuestro país y aún alejados por miles de kilómetros de distancia de Estados Unidos estamos en un momento de mezcla cultural que me pregunto si el día de muerto se popularizó gracias a los procesos de comunicación utilizados en cualquier producto que pudiéramos imaginar o fue la evolución natural de una tradición.
Por ejemplo, hace un año una diseñadora de Estados Unidos me decía que su película favorita era Coco y que para ella esa era la realidad del día de muertos en México. Sin embargo, un par de años antes estaba en medio de un debate entre personas que conocían al pan de muertos como “hojaldras” y quienes habiendo nacido a menos de 200 kilómetros de los primeros se sentían ofendidos de que el mismo pan recibiera un nombre distinto. Y ahí voy yo a meter mi cuchara diciendo que el pan de muerto que se preparaba en mi región a 700 kilómetros no tenía nada que ver con lo que ellos conocían así que no había forma que alguno estuviera equivocado.
De esa manera, un desacuerdo gastronómico me llevó a reflexionar, si un producto que a simple vista es fácil de identificar resulta tener tantos nombres, sabores y formas distintas ¿Por qué asumir que la vestimenta para participar de esta tradición será la misma?.
Gracias a que el INEGI tiene un estudio sobre el consumo de internet en que reporta que más del 65% de la población mexicana mayor de 6 años es usuaria de internet y 42% lo usa para acceder a productor culturales disponibles en las plataformas digitales, es inevitable no asumir que nos han influenciado costumbres, propuestas e ideas de creadores independientes que desde su punto de vista han interpretado un evento a favor de crear contenido para el entretenimiento y así, sin querer innovaron dentro de una tradición prehispánica en pro de acercar a nuevas generaciones que no se imaginaron que a partir de las tradiciones podrían estar generando tendencia como con el maquillaje de catrina.
Es en este punto donde existen distintas opiniones sobre el tema, desde las opiniones más conservadoras que mantienen los rituales aprendidos en generaciones hasta las empresas globales que después de observar la situación han buscado seguir estas tendencias orgánicas adaptando sus productos a los nuevos símbolos con los que se identifican los consumidores. Por ejemplo, este año Nike ha sacado a la venta una colección retomando elementos que observamos de manera constante en las ofrendas que se colocan con motivo de “Todo Santos”. Desde patrones de papel picado, una paleta de color propia de cualquier mercado popular entre los últimos días de octubre y texturas que recuerdan las características flores de cempasúchil.
Si bien es cierto que ni Disney ni las marcas de moda globales inventaron el día de muertos, si nos han dado la oportunidad de analizar qué tanto sus procesos de apreciación nos han influenciado para convertir una tradición espiritual en un evento en el que estamos felices de usar atuendos mexicanos con maquillaje de catrina reloaded.
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